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España quiere turistas… pero con límites: así será el nuevo turismo sostenible

Playas, sol… y responsabilidad ambiental. Así afrontan las principales ciudades turísticas españolas la llegada de millones de visitantes
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Con la llegada del verano, España se convierte en uno de los destinos más codiciados de Europa. Sin embargo, tras años de crecimiento masivo del turismo, el país da señales claras de estar cambiando el rumbo; 2025 será, para muchas localidades, el año en que el turismo sostenible deje de ser una etiqueta para convertirse en política real.

El reto de recibir millones de turistas sin agotar el entorno

España cerró 2024 con más de 84 millones de turistas internacionales, una cifra que recuperó y superó los niveles prepandemia. Las previsiones para este verano son aún más optimistas, sobre todo en zonas como Baleares, Costa del Sol, Canarias y grandes ciudades como Madrid y Barcelona.

Pero este éxito tiene una cara menos amable: presión sobre los recursos naturales, gentrificación, aumento del precio del alquiler y saturación de servicios públicos.

Por eso, muchos destinos turísticos están tomando medidas concretas para proteger sus espacios naturales y mejorar la convivencia entre residentes y visitantes.

El ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, ha defendido de forma firme la necesidad de transformar el modelo turístico hacia uno más equilibrado y justo. En mayo de 2025, durante el Foro Hosteltur y el 123º Consejo Ejecutivo de ONU Turismo celebrado en Segovia, Hereu subrayó que el turismo del futuro debe “reforzar su sostenibilidad social, económica y medioambiental” y garantizar una distribución equitativa de los beneficios. Según sus palabras, el reto no es solo atraer más visitantes, sino hacer que el turismo beneficie realmente a las comunidades locales sin dañar el entorno.

Desde tasas hasta limitación de aforos

Ciudades como Barcelona, Palma o San Sebastián ya han comenzado a implementar políticas activas de control y redistribución del turismo. Algunas de las principales medidas que se están aplicando este verano son:

Tasas turísticas reforzadas: para compensar el uso de infraestructuras y financiar la conservación urbana.

Reducción del número de cruceros diarios en puertos saturados.

Limitación de licencias de pisos turísticos para evitar la expulsión de vecinos.

Campañas para incentivar el turismo rural o fuera de temporada, descongestionando destinos masificados.

Además, iniciativas como la implantación de medidores de capacidad en playas o rutas inteligentes que regulan el flujo de visitantes están empezando a utilizarse en zonas de alta sensibilidad ecológica, como los parques naturales de Andalucía o las calas de Menorca.

El turista cambia… y busca algo más que sol y playa

Los perfiles de los viajeros también están evolucionando. Cada vez más turistas valoran la sostenibilidad ambiental, el respeto cultural y las experiencias locales frente al turismo de masas. En plataformas de reservas y valoraciones, los alojamientos certificados como sostenibles están ganando terreno.

Según un estudio reciente de Booking.com, el 76% de los viajeros españoles afirma querer reducir su impacto ambiental durante sus vacaciones.

Este cambio de actitud, combinado con políticas públicas adecuadas, abre una ventana de oportunidad para reinventar el modelo turístico hacia uno más responsable y equilibrado.

España no solo tiene sol y playas. Tiene una enorme diversidad paisajística, patrimonial y cultural. Apostar por el turismo sostenible no es una renuncia, sino una inversión de futuro.

Este verano puede ser el inicio de un nuevo paradigma, en el que disfrutar del descanso y cuidar el entorno dejen de ser objetivos opuestos. Porque viajar también puede ser una forma de proteger el mundo que queremos conocer.