Sánchez llega a Bruselas presionado por la OTAN y las amenazas comerciales de Trump

A las amenazas en Oriente Próximo tras los ataques entre Irán e Israel, se suma la reciente cumbre de la OTAN, donde los aliados pactaron elevar el gasto militar al 5% del PIB y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arremetió contra España por negarse a asumir ese objetivo.
Pedro Sánchez aterriza en esta cita europea con el eco aún reciente de sus declaraciones en La Haya, donde defendió que el compromiso de España con la defensa colectiva se mantendrá firme, pero dentro de los límites presupuestarios acordados previamente con la OTAN. Mientras, desde Washington, Trump ha intensificado su ofensiva verbal, asegurando que negociará directamente con el Gobierno español un acuerdo comercial y que, si no se atienden sus demandas, hará que España "pague el doble" en términos económicos.
El líder del Ejecutivo español se ha desmarcado de esa presión con un mensaje claro: España no es un obstáculo dentro de la Alianza Atlántica, sino parte de la solución. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, también ha rebajado el tono, subrayando que cualquier negociación comercial con Estados Unidos debe realizarse a través de la Comisión Europea, y no mediante pactos bilaterales.
En Bruselas, la controversia sobre el gasto militar no desaparece, pero se enmarca ahora en el contexto más amplio del impulso a la industria europea de defensa. España apoya esta línea, apostando por fortalecer la producción y autonomía estratégica del continente sin depender exclusivamente del armamento estadounidense. La discusión sobre cómo materializar ese refuerzo militar europeo convivirá con otros puntos urgentes de la agenda europea, como la guerra en Ucrania, la crisis humanitaria en Gaza y las tensiones geoeconómicas con actores como China o el propio Estados Unidos.
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, ha señalado su intención de abordar todos los temas en una sola jornada, aunque no se descarta que las conversaciones se prolonguen hasta el viernes, dada la complejidad de los asuntos a tratar. En su carta a los líderes, Costa apeló a la necesidad de reforzar la competitividad de la Unión, aumentar su autonomía estratégica y recuperar capacidad de influencia global en un mundo cada vez más volátil.
El Consejo se abrirá con una intervención por videollamada del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que reiterará la necesidad de mantener el apoyo militar y económico europeo frente a la invasión rusa. Los líderes seguirán después con un debate interno sobre las sanciones a Moscú, la hoja de ruta hacia la adhesión de Ucrania y las futuras ayudas presupuestarias.
Durante el almuerzo, la atención se centrará en Oriente Próximo. La escalada bélica entre Israel e Irán y la dramática situación en Gaza protagonizarán una discusión que se prevé intensa, ya que persisten las divisiones entre los Estados miembros sobre el tono y el alcance de la respuesta que debe ofrecer la UE. Mientras algunos países apuestan por una condena más firme contra las acciones israelíes, otros reclaman mayor cautela para no romper completamente los puentes diplomáticos.
Por la tarde, los líderes se adentrarán en cuestiones económicas clave. Se abordarán los desafíos que plantea la actual guerra arancelaria con Estados Unidos, el futuro marco presupuestario europeo, y la necesidad de diversificar los socios comerciales frente a un panorama global cada vez más incierto.
En ese contexto, España busca consolidarse como un actor propositivo. Sánchez pretende demostrar que el compromiso del país con Europa y con la OTAN no pasa necesariamente por cifras uniformes, sino por una participación eficaz, adaptada a sus capacidades y centrada en el cumplimiento de los objetivos estratégicos. Con ese mensaje, llega a una cumbre en la que, además de defender su posición, deberá afrontar el creciente protagonismo que la política exterior está adquiriendo en el debate interno y en la proyección internacional del Ejecutivo.