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ANÁLISIS

Irán sabe que ha perdido todas sus bazas, pero crecen las especulaciones que generan sensación de peligro en Occidente

Las operaciones israelíes contra instalaciones nucleares iraníes han reescrito los manuales militares. Mientras crecen las especulaciones sobre la respuesta de Teherán, la sensación de peligro se extiende por Occidente. El conflicto se libra también en la opinión pública y la psicología colectiva
Gobierno de Irán
La clase teocrática dirigente de Irán sabe que el verdadero peligro al que se enfrentan es que, si la situación de guerra continúa, el gran descontento que existe en la población lleve a revueltas internas y a la caída del régimen. (Foto: Gobierno de Irán).

Las operaciones de inteligencia y militares desarrolladas en los últimos meses por Israel, junto al bombardeo a las instalaciones nucleares iraníes de carácter militar, puede decirse que han cambiado una parte muy significativa de todos los manuales de guerra.

No es ninguna broma decir que los Estados Mayores (EM) de los Ejércitos, los servicios de Inteligencia y, sobre todo, contrainteligencia, deberán estudiar con profundidad y paso a paso cómo se ha hecho todo. Y aplicárnoslo a nuestros potenciales y (posiblemente futuros) problemas militares y de seguridad.

Pero hoy no quiero profundizar en estos temas. Quiero hablar de los planteamientos psicológicos que generan estos conflictos en la sensación de peligro que se transmite al ciudadano ante las posibles reacciones de Irán y sus aliados.

Las nuevas reglas de la guerra moderna

Son numerosos los comentaristas que aluden permanentemente a 'las terribles consecuencias de la respuesta de Irán y sus tentáculos revolucionarios "durmientes" en todo el mundo'.

Parecen siempre dispuestos a ser pesimistas y anunciantes de 'lo mal y terrible que, en Occidente, lo vamos a pasar por permitir las acciones militares de Estados Unidos e Israel'.

Veamos un pequeño panorama de situación. Irán tiene un PIB cuatro veces inferior al nuestro, con el doble de población. Lleva más de 40 años sin repuestos ni actualizaciones de su industria, porque nadie se las vende.

Tiene que importar gasolina porque sus refinerías no son capaces de producirla; canibaliza sus aviones civiles y militares para mantener algunas unidades en vuelo, por otra parte, totalmente obsoletas, etc.

Pesimismo y propaganda frente a los datos

Ahora los comentarios están con 'el combustible nuclear que seguramente sacaron los iraníes antes del ataque. Combustible que, por supuesto, permite fabricar varias bombas atómicas en unos pocos días'. Se permiten opinar de que nada ha servido para nada, que estamos como al principio, con una amenaza nuclear existencial por parte de Irán.

Es decir, se permiten pensar que el Mossad y otras agencias, israelíes y de Estados Unidos, no han vigilado durante los últimos meses la posible salida oculta de combustible nuclear en secreto? ¿Y que son, imbéciles?

Estos servicios de Inteligencia se han pasado años planificando estas operaciones, a miles de kilómetros de sus países. Han estado identificando dónde están esas instalaciones, infiltrándose, captando colaboradores, vigilándolas, identificando a los científicos y altos mandos militares.

Han buscado dónde viven, para matarlos; han identificado por láser las entradas de las instalaciones a los aviones para unos lanzamientos que han sido milimétricos, etc., ¿Y se han olvidado de que, ante los avisos de bombardeos, podían llevarse subrepticiamente parte del uranio enriquecido a otros lugares.

No, no son imbéciles.

Subestimar a los servicios de inteligencia

Cansan tantos agoreros listillos, buscando siempre puntos de vista derrotistas que nos aten las manos para no poder reaccionar.

Irán sabe que ha perdido todas sus bazas. Primero, con la destrucción de Hamás y Hezbollah; después, por la caída de su principal aliado, Siria.

Y finalmente, por la nula reacción de sus posibles aliados, Rusia y China, que no han movido un dedo, interesados en que el precio del petróleo y el gas no les suba. Y de los países del Golfo, sus verdaderos enemigos además de Israel, no decimos nada.

Irán, sin cartas que jugar

La clase teocrática dirigente de Irán sabe que el verdadero peligro al que se enfrentan es que, si la situación de guerra continúa, el gran descontento que existe en la población lleve a revueltas internas y a la caída del régimen.

Sobre todo, si los ataques principales siguen centrándose, de forma muy inteligente, fundamentalmente en objetivos nucleares e instalaciones militares, y no civiles.

En general, la población civil iraní no ha recibido mal los últimos ataques de Estados Unidos. Otra cosa son las destrucciones generalizadas de los misiles israelitas. Por eso Trump ha ordenado a Israel que deje de atacar Irán de forma descontrolada.

El conflicto que no termina

Sabemos que toda guerra se sabe cómo comienza, pero no cómo termina. Esta guerra, que comenzó en 1947, con la declaración de la creación del Estado de Israel, y se redobló en 1978, con la revolución integrista iraní, está empezando a ver un final más o menos aceptable.

Aunque, siempre, como una maldición divina, cuando un conflicto comienza a extinguirse, aparecen nuevos actores que 'se ven amenazados por la nueva situación'. ¿Hablamos de Turquía? Seguiremos.

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