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Preocupación por el Estrecho de Ormuz en el transporte marítimo: ¿puede cerrarse la vía clave del Golfo?

El repunte de las tensiones entre Irán e Israel reaviva el temor a una disrupción logística en el paso marítimo más crítico para la región del Golfo y el comercio multipropósito
Estrecho de Ormuz
Estrecho de Ormuz. (Imagen: ED).

Pese a que un cierre completo del Estrecho de Ormuz sigue considerándose poco probable, el incremento de la tensión entre Irán e Israel ha puesto a este corredor marítimo en el centro de las preocupaciones del sector del transporte.

Las consecuencias de una posible interrupción serían inmediatas en la navegación multipropósito y en el suministro de bienes esenciales. Así lo advierte Anurag Kumar, analista de investigación senior de Drewry, consultora internacional especializada en análisis del transporte marítimo y la cadena logística global.

El Estrecho de Ormuz, que conecta el Golfo Pérsico con el Mar Arábigo, es una ruta clave no solo para los flujos energéticos, sino también para el transporte de maquinaria, cereales, productos químicos y mobiliario. El reciente ataque aéreo israelí sobre territorio iraní ha encendido las alertas por posibles represalias de Teherán que puedan traducirse en acciones hostiles hacia la navegación.

Aunque el cierre total o parcial del estrecho sigue sin ser una opción viable por su impacto económico, según Kumar, cualquier maniobra agresiva podría alterar el equilibrio logístico de toda la región.

El papel del Estrecho de Ormuz en el transporte multipropósito

En su análisis, Kumar señala que el auge del sector industrial y de la construcción en el Golfo ha elevado el valor estratégico del estrecho más allá del petróleo. “Los transportistas de proyectos, los buques de gran tamaño y la carga general dependen de este paso para abastecer a los países del Golfo, que importan gran parte de sus bienes esenciales”, explica. Cualquier interferencia tendría un efecto dominó en la cadena de suministro regional.

Actualmente, los buques que operan en esta zona deben afrontar primas adicionales por riesgo de guerra. Según fuentes citadas por Drewry, estas primas oscilan entre el 0,05 % y el 0,07 % del valor del casco y la maquinaria del barco por estancias de siete días, una tasa que se ha mantenido estable durante los últimos 18 meses.

No obstante, el informe advierte de que un aumento de las hostilidades podría disparar estas primas, encareciendo el coste del flete para los armadores y operadores logísticos.

Rutas alternativas: solución parcial y costosa

Ante la eventualidad de que Ormuz quedara inaccesible, Drewry plantea posibles rutas alternativas, aunque con limitaciones operativas y económicas importantes.

Una de ellas sería desviar los buques hacia puertos omaníes como Duqm y Sohar o hacia Khorfakkan, en Emiratos Árabes Unidos, para continuar el trayecto por carretera o ferrocarril. Otra opción sería utilizar el Golfo de Aqaba como punto de entrada, combinando transporte marítimo y terrestre hasta el destino final.

Pese a ser técnicamente viables, estas rutas conllevan una elevación significativa de los costes logísticos y los tiempos de tránsito. “Los buques multipropósito operan con márgenes estrechos y son especialmente sensibles a los aumentos de costes”, advierte Kumar. La carga de proyecto, debido a su volumen y valor, resulta especialmente vulnerable a demoras, penalizaciones y desviaciones en los calendarios de entrega.

Complejidad logística y riesgos de fiabilidad

El principal desafío, según el análisis de Drewry, radica en la necesidad de coordinar redes multimodales que integren transporte marítimo, ferroviario y por carretera. Esta complejidad logística multiplica los puntos de fallo y reduce la fiabilidad de las entregas urgentes.

“La transición hacia rutas alternativas exige una coordinación excepcional y conlleva riesgos para la eficiencia de la cadena logística”, indica Kumar.

Aunque el tráfico marítimo en Ormuz continúa con relativa normalidad por el momento, el entorno geopolítico tenso obliga a operadores y fletadores a contemplar escenarios de contingencia. La región del Golfo, cuya dependencia de las importaciones es estructural, se enfrenta así al reto de garantizar el flujo logístico en uno de los pasos más delicados del comercio marítimo internacional.

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