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Salvatore Mancuso rompe con el Gobierno de Petro: “La paz total es una ilusión si no hay verdad”

El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso anuncia su ruptura con el Gobierno de Gustavo Petro tras denunciar que la Paz Total fue una estrategia sin compromiso real. En una entrevista reveladora, expone los pactos ocultos entre el Estado y las AUC, admite crímenes atroces y lanza un mensaje directo: “La verdad sigue siendo incómoda para el poder”
Foto de archivo Salvatore Mancuso exComandante paramilitar
Foto de archivo Salvatore Mancuso exComandante paramilitar

Cuando Salvatore Mancuso pisó suelo colombiano en 2024, tras cumplir una larga condena en Estados Unidos, el país volvió a enfrentarse a uno de sus rostros más oscuros. El hombre que dirigió las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), símbolo del paramilitarismo, del dolor y del terror, regresaba no como reo, sino como gestor de paz nombrado por el presidente Gustavo Petro.

Pero el experimento ha durado poco. A comienzos de junio de 2025, Mancuso y otros quince exjefes paramilitares anunciaron su renuncia a ese rol. En esta entrevista exclusiva con Federico Gómez Lara, Mancuso dispara con precisión quirúrgica contra la estructura del Estado, el gobierno actual, y también su pasado: confiesa, se justifica y, al mismo tiempo, pide perdón.

"La Oficina del Alto Comisionado para la Paz nos convirtió en un adorno"

Con voz firme pero sin aspavientos, Mancuso lanza su primera carga de profundidad: “Nos nombraron gestores de paz, pero nunca tuvimos ni recursos, ni estructura, ni reuniones técnicas. No éramos más que una postal simbólica”. Se refiere a la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, dirigida por Otty Patiño, a la que acusa de “incumplimientos sistemáticos” y de convertir la iniciativa de “Paz Total” en una promesa hueca.

Mancuso no se guarda nada: “Durante ocho meses no hubo una sola reunión seria. No se avanzó ni un milímetro en la estructuración de nuestro papel. La paz no se improvisa. Esto no era serio”.

"Pedí perdón. Lo sigo haciendo. Pero el Estado también debe responder"

Una de las declaraciones más fuertes de la entrevista llega cuando Mancuso menciona el intento de atentado que ordenó contra Alfonso Gómez Méndez, exfiscal general de la Nación, y su hijo, hoy director del medio Cambio. “Fue un error monstruoso. Me avergüenzo de haberlo ordenado. Pido perdón públicamente a ellos y a todas las víctimas de la barbarie que representamos”, dice, en un tono de visible incomodidad.

Sin embargo, Mancuso aprovecha para devolver el foco hacia el Estado: “No fuimos solo nosotros. El Estado toleró, financió y muchas veces coordinó con nuestras estructuras. La verdad completa aún no se ha contado”.

Uribe y los paras: "La relación existió, pero la justicia aún no la toca"

Mancuso rompe uno de los mayores tabúes del país: la relación entre el paramilitarismo y el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. “Hubo cercanía. No digo que todo fue pactado, pero sí hubo contacto, conocimiento y en algunos casos, colaboración”, afirma sin rodeos.

Cuando se le pregunta si Uribe debería comparecer ante la justicia transicional, su respuesta es seca: “Yo estoy compareciendo. ¿Por qué ellos no? ¿Por qué hay una doble vara? La paz exige verdad, pero la verdad tiene que ser para todos, no solo para los vencidos”.

¿Qué fracasó en la Paz Total?

Para Mancuso, el proyecto de Paz Total de Gustavo Petro nació de buenas intenciones, pero murió por falta de estructura. “No se puede construir la paz con tuits. Hace falta articulación entre instituciones, recursos y, sobre todo, voluntad de verdad. Y eso no existió”.

Critica la fragmentación institucional, la falta de apoyo a la justicia restaurativa y la descoordinación con la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz): “No basta con firmar. Hay que cumplir. Y no lo hicieron”.

Las otras verdades: tierras, políticos y narcotráfico

Uno de los pasajes más duros de la conversación llega cuando Mancuso habla de la “complicidad” del poder económico y político con el despojo de tierras. “Las AUC entregamos fincas, ganados y empresas a políticos regionales, a empresarios que se enriquecieron mientras nosotros éramos los demonios útiles”.

El narcotráfico, reconoce, fue parte fundamental del engranaje. “Sí, traficamos. Sí, fue parte del financiamiento. Pero los mayores beneficiarios siguen sin aparecer en los expedientes judiciales. Esa es la gran hipocresía del sistema”.

“A Colombia aún le falta coraje para enfrentar su historia”

Salvatore Mancuso, que pasó de ser uno de los criminales más buscados a un gestor de paz —y ahora un apátrida institucional—, lanza una advertencia final: “Colombia aún no se ha mirado al espejo. Le teme a su verdad. Y sin verdad no habrá ni perdón ni reconciliación”.

Un gesto simbólico o una bomba política

La renuncia colectiva de los exjefes paramilitares —entre ellos Rodrigo Pérez Alzate (“Julián Bolívar”) y Iván Roberto Duque (“Ernesto Báez”)— se percibe como una fractura profunda en el proyecto estrella del Gobierno Petro. Mientras algunos celebran la salida de los “paras” del escenario institucional, otros alertan sobre el costo de ignorar su papel en la reconstrucción de la memoria nacional.

¿Y ahora qué?

Mancuso lanza la pelota al tejado de la Presidencia: “Nosotros cumplimos. Ahora es el turno de Petro. O toma las riendas del proceso o lo deja morir”.

Lo cierto es que, tras esta entrevista, el debate nacional sobre la verdad judicial, la justicia restaurativa y la reintegración de actores armados vuelve a encenderse. Colombia, una vez más, se enfrenta a sus fantasmas.

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