Cómo pueden afectar los nuevos aranceles de Trump a las empresas españolas

Desde que Donald Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos el pasado mes de enero, tiene en marcha una particular "guerra" contra las importaciones.
Ha subido los aranceles a los productos llegados de prácticamente cualquier lugar del mundo y, aunque ahora está inmerso en renegociar su propuesta para la Unión Europea y para China, acaba de anunciar su intención de aplicar más aranceles al aluminio y el acero, lo que podría afectar de manera importante a las empresas españolas.
Nuevos aranceles a partir del 4 de junio
En 2018, durante su primer mandato, Trump anunció la puesta en marcha de aranceles del 25 % para el acero y del 15 % sobre el aluminio, pero al final negoció excepciones para muchos países.
En el arranque de su nuevo mandato ha vuelto a mostrar su preocupación por el desequilibrio en la balanza comercial y su intención de que Estados Unidos produzca más y dependa menos de las compras en el exterior. De ahí que en marzo retomara de nuevo los aranceles al acero y al aluminio, en esta ocasión, de un 25 % para ambos productos, con independencia de su país de procedencia.
El pasado viernes, y tras una semana en la que la política arancelaria del presidente había estado en el punto de mira por la paralización de los aranceles ordenada por el Tribunal de Comercio Internacional estadounidense, volvió a anunciar más aranceles.
Durante su visita a la planta de U.S. Steel, en Pensilvania, comunicó que va a duplicar al 50 % los aranceles a la importación de acero y aluminio a partir del próximo miércoles 4 de junio.
"No queremos que el futuro de Estados Unidos se construya con acero de mala calidad de Shanghai. Queremos que se construya con la fuerza y el orgullo de Pittsburgh", declaró el presidente en su comparecencia del viernes.
Consecuencias en Estados Unidos
Según el Índice de Precios al Productor, el precio de los productos siderúrgicos se ha incrementado un 16 % en Estados Unidos desde que Trump asumió la presidencia.
Los expertos advierten de que una nueva subida de aranceles incrementará todavía más los precios, y esto podría afectar especialmente al sector de la construcción, que es uno de los grandes consumidores de acero.
Para los especialistas, los aranceles benefician a los sectores menos competitivos, que están más protegidos, pero perjudican a quienes consumen sus productos.
La respuesta de la Unión Europea
La Comisión Europea ha comunicado que lamenta el anuncio hecho por el presidente de Estados Unidos, pero insiste en que se van a mantener las negociaciones comerciales que ya están en marcha.
Olof Gill, portavoz comunitario, ha recalcado que esta decisión de Trump "añade más incertidumbre a la economía mundial y aumenta los costes para los consumidores y las empresas a ambos lados del Atlántico" y que, además, "socava nuestros esfuerzos en curso para alcanzar una solución negociada con EEUU".
En España, Carlos Cuerpo, ministro de Economía, ha advertido que esta medida "sesga la situación de partida".
Cuerpo ha reseñado que el arancel ya existente (25 %) genera un perjuicio económico evidente a las empresas exportadoras, y que sumar otros 25 puntos adicionales complica mucho poder llegar a un acuerdo.
La situación de las empresas españolas
Las empresas españolas exportadoras de acero y aluminio van a tener que enfrentar un nuevo encarecimiento de sus productos en el mercado estadounidense por el incremento de los aranceles (el segundo en lo que de año). Esto reduce su competitividad frente a los productores locales y a países que pueden vender sus productos a un precio más bajo en el mercado estadounidense.
En el caso de empresas españolas que tienen filiales o plantas de producción en EEUU, y que importan acero o aluminio desde España, van a ver aumentar sus costes de producción, lo que impactará en sus márgenes de beneficios.
Sectores como el de la construcción, el automóvil, los electrodomésticos y la aeronáutica, que son intensivos en el consumo de acero y aluminio, están entre los que más lo van a notar.
Además, los aranceles estadounidenses pueden redirigir los excedentes de producción de acero y aluminio hacia Europa, aumentando la competencia a la que tienen que hacer frente las empresas españolas y provocando una caída de precios en el mercado europeo por el exceso de oferta.