Kubati admite que los "ongi etorris" humillan a las víctimas y acepta una condena por organización criminal

En una audiencia celebrada en la Audiencia Nacional este 21 de junio, José Antonio López Ruiz, alias Kubati, junto con otros cinco acusados, admitió su responsabilidad en la organización de actos de homenaje a miembros de ETA excarcelados, los tristemente conocidos "ongi etorris". Los acusados han aceptado penas por formar parte de una organización criminal y por un delito continuado de humillación a las víctimas del terrorismo.
Las penas aceptadas
- Un año y seis meses de prisión por constituir y dirigir una organización criminal.
- Seis meses de prisión por humillación a las víctimas.
- Multa de 1.800 euros.
- Inhabilitación absoluta para ejercer cargos públicos y profesiones educativas por más de tres años.
- Seis meses de libertad vigilada.
La pena queda suspendida a condición de que no participen en más actos de homenaje a etarras ni realicen declaraciones que glorifiquen a ETA o supongan una ofensa a las víctimas. Un gesto que, aunque pactado, no resta impacto simbólico a su admisión.
El trasfondo: de Gestoras Pro-Amnistía a SORTU
Los hechos reconocidos van más allá de la mera participación en homenajes. Desde 2016, y como consecuencia del cerco judicial a las llamadas Gestoras Pro-Amnistía, el control de la agenda pública sobre los presos de ETA pasó a manos de SORTU, formación integrada en EH Bildu.
Con ello, según la calificación de la Fiscalía, se articuló una dinámica propagandística perfectamente planificada: la campaña Kalera Kalera. A través de ella, se organizaron de manera sistemática los ongi etorris, con estética de exaltación y enaltecimiento, usando incluso txarangas, pancartas, fuegos artificiales y discursos en los que los excarcelados eran recibidos como héroes.
Dolor convertido en espectáculo: la humillación como estrategia
El relato de la Fiscalía no deja espacio a la ambigüedad. En su escrito de calificación, se afirma con contundencia que estos actos no solo reabrían heridas, sino que lo hacían con intención.
“Se hacía coincidir la hora de llegada del homenajeado con la salida de misa para asegurarse de que los familiares de víctimas los presenciaran”.
Una estrategia deliberada para convertir el sufrimiento ajeno en espectáculo político. Se utilizaba el dolor como herramienta propagandística.
Las víctimas alzan la voz: “Se ha hecho justicia”
Tanto la Asociación Dignidad y Justicia como la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) han celebrado este paso judicial como un triunfo moral y jurídico. En un comunicado conjunto, ambas organizaciones subrayan que “por fin, los que se han burlado del dolor de las víctimas, han tenido que reconocer que les causaron un daño evidente y continuado”.
“Los que los recibieron con aplausos, ahora deben callar”
El presidente de Dignidad y Justicia, Daniel Portero, ha afirmado:
“Este reconocimiento desmonta la narrativa de quienes justificaban los ongi etorris como actos culturales o de bienvenida. Ahora no hay lugar para equívocos: humillaron a las víctimas. Y quien lo dice es uno de los suyos”.
La AVT, por su parte, ha exigido a EH Bildu y a todo su entorno político que cesen cualquier tipo de homenaje a etarras. “No caben más eufemismos, ni silencios cómplices”, han manifestado en su nota de prensa.
Un juicio evitado, pero no un cierre emocional
Aunque el pacto entre la Fiscalía y los acusados evita un juicio con testificales y duros relatos de víctimas, no impide que el tema esté lejos de cerrarse social y políticamente. La verdad es que muchas víctimas sienten que esta condena no borra años de dolor, de carteles en las calles, de fuegos artificiales sobre la memoria de sus seres queridos.
No son pocas las voces que cuestionan que las penas impuestas resulten mínimas en comparación con la gravedad de los hechos. Pero incluso esas críticas reconocen que, por primera vez, se rompe la impunidad con la que se blanqueaban estos actos.
¿Qué implica este reconocimiento para EH Bildu?
El eco de este reconocimiento no solo retumba en los juzgados. La política también se ve interpelada. EH Bildu, cuyo crecimiento institucional ha estado acompañado de ambigüedades respecto a ETA, recibe un golpe simbólico contundente.
Que un referente histórico de su entorno, como Kubati, admita que los ongi etorris humillan, deja a la coalición abertzale en una posición incómoda. Las víctimas exigen ahora un pronunciamiento oficial. ¿Condenará EH Bildu estos actos? ¿Seguirá permitiendo su organización en los pueblos?
¿Fin de los homenajes? El reto de evitar la reincidencia
Una de las condiciones clave para la suspensión de las penas es que los condenados no participen más en homenajes o declaraciones de apoyo a ETA o su historia violenta. La incógnita es si esa cláusula será respetada por los acusados y, sobre todo, si el entorno político y social que los arropaba cesará también en sus prácticas.
Las asociaciones de víctimas, por su parte, advierten que estarán vigilantes. Y lo cierto es que, tras décadas de lucha, hoy sienten que algo ha cambiado. No lo suficiente, pero sí lo justo para poder decir: al fin, alguien ha dicho la verdad.
Una verdad incómoda que no puede olvidarse
Este caso no va solo de una sentencia. Va de una memoria colectiva que no puede ser pisoteada con impunidad. Va de víctimas que han esperado años para que alguien dijera lo obvio: que glorificar a un asesino es insultar al asesinado. Que aplaudir al verdugo es escupir al doliente.
Hoy Kubati lo ha dicho. Y aunque no borra lo que hizo, ni alivia del todo a quien lo sufrió, abre una grieta de dignidad en una historia llena de silencio y desprecio.