Las asociaciones de jueces y fiscales han convocado para hoy un paro de 60′. Entre las 12.00 y las 13.00 horas. Y no se sabe si lo hacen para protestar por las reformas emprendidas por el Ministerio de Justicia o para tomarse tranquilamente un aperitivito. Yo estoy por lo segundo. Porque, si es para protestar por las reformas, la cosa puede tomar tildes sospechosos.
Para empezar, porque cuando el Poder Judicial (teóricamente independiente) se junta con el Ministerio Fiscal (formado por funcionarios dependientes) para defender lo ‘suyo’, la cosa empieza a ser sospechosa, como poco, de matizaciones políticas. Y eso es malo. Porque, que se sepa, los primeros no tienen nada que ser con los segundos. Los primeros, como digo, son independientes y los segundos no tienen independencia ninguna por su propia función. Los jueces dependen del Consejo Superior del Poder Judicial y los segundos dependen del Ministerio de Justicia y obedecen jerárquicamente al Fiscal General del Estado, nombrado por el Congreso, a propuesta del Gobierno. Y no creo que los unos tengan los mismos intereses que los otros. Salvo matizaciones políticas, claro.
Pero sigamos. Si el paro es para que se tomen unas cañas, allá cada cual con su conciencia, pero si es, insisto, para protestar por la reformas del Gobierno, la cosa huele a corporativismo del malo. Que las asociaciones de fiscales y de jueces, diferenciadas entre sí por el ansia de poder de sus líderes y por sus conocidas connotaciones políticas, se unan porque el Ministro de Justicia quiere modernizar eso que se llama Justicia en España y que ya es insostenible, no es más que una muestra de oportunismo corporativista.
La Justicia en España tiene muchos problemas
Es cierto que la Justicia en España tiene muchos problemas. Y el más importante, tal vez, sea la masificación. Sirva un dato: España tiene 47 millones de habitantes y 9 millones de procesos judiciales. Francia tiene 20 millones de habitantes más y 3 millones de procesos menos. Y esa barbaridad no deja satisfechos ni a la Administración ni a los administrados porque, consecuentemente, la Justicia que emana de los tribunales es injusta. Porque uno de sus grandes pilares, para ser justa, es su rapidez y en España los procesos se eternizan.
Pero no creo que ir al paro sea la mejor manera de intentar resolver éste y otros problemas. Y es que, entre otros argumentos, no es de recibo que, en una España con tantos problemas, el mundo de la Justicia use medidas de presión como si formasen parte de un caduco sindicato o de un sindicato amarillo.
El Gobierno de Rajoy quiere ahora abordar una gran reforma de la Justicia
¿Qué pasa entonces? Pasa que, cuando el Gobierno de Rajoy quiere ahora abordar una gran reforma de la Justicia en España para solucionar esos problemas (y no me cuenten más lo de las Tasas porque la gratuidad de la Justicia en España es una falacia desde tiempo inmemorial), a ese totum revolutum que forma el colectivo judicial, entre legajos del Siglo XIX, no le gusta. Y no le gusta porque a sus asociaciones lo que les va es el protagonismo.
Y, claro, se quejan de que el Gobierno no les ha dado bolinga… Aunque ninguno se haya preguntado por qué…
Y es que lo primero que tendrían que haber hecho, antes de convocar el paro, es ser serios. Pero no solo desde el estrado sino negándose a que los políticos abusasen de ellos desde hace mucho tiempo. Aún resuenan en los tribunales y juzgados aquellas palabras, atribuidas a Alfonso Guerra y pronunciadas en 1985, en las que se aseguraba, tras la primera gran reforma socialista de la Justicia, que ‘Montesquieu había muerto’, porque (muy en la línea universal de la izquierda) se habían cargado la independencia del Poder Judicial. Y, encima, se jactaban de ello.
Y después, manteniendo una sola voz para negociar que, a este paso, las asociaciones van a terminar siendo ciento y la madre a la hora de exponer sus problemas. Curiosamente, los mismos problemas de todos pero vistos desde ópticas políticas distintas e imposibles de concretar.
En definitiva, que los que se les pide a Jueces y Fiscales es que se hagan mirar su propia problemática y actúen en consecuencia.
La Avispa
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