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Cuestión de familia

ETA y Batasuna están dirimiendo una polémica interna, plagada de connivencias, miedos y asesinatos. Ahora a Batasuna su gran primo parece molestarle y ETA, hermano mayor de la saga les ha dado un plazo: nos callamos un rato para que llevéis a cabo la propuesta de autodeterminación; es decir, el proceso de negociación siempre añorado por los terroristas.

En el año 2006, ETA anunció una tregua PERMANENTE y luego, en 2008 esta, la tregua se calificó como INDEFINIDA Y TOTAL. Ahora han hurgado en el diccionario y hablan de tregua -porque de eso están hablando- GENERAL con el añadido de la VERIFICACIÓN INTERNACIONAL, como supuesta gran novedad. Los declarantes de esta tregua dicen, sin decirlo que ellos están ahí, que quedan como vigilantes de lo que sus hermanos pequeños sean capaces de lograr. Si el proceso no se pone en marcha, si no se alcanzan los objetivos que ellos consideran necesarios para “la resolución del conflicto”, hay que concluir que ellos seguirán.

Este comunicado no deja de ser un elemento de presión para el Gobierno. La izquierda abertzale no va a adjurar de sus hermanos mayores, no va a renunciar a lo que en cierto modo ha sido su propia historia. ETA da miedo a todos, incluidos a sus más próximos porque la memoria del asesinato de Yoyes continúa presente en el imaginario colectivo. Y porque no van a adjurar de sus mayores. Batasuna habla de oportunidad histórica y los mediadores internacionales dicen que es un logro importante y surgirán voces que, desde la buena fe, vean en este comunicado el inicio de una nueva etapa  invitando al Gobierno a no perder la oportunidad. Pero no hay que engañarse. ETA está donde estaba. Más débil, fuera del tiempo y de la realidad, pero ni se ha rendido ni se va a rendir.

Afortunadamente la reacción política, la del Gobierno en primer lugar, ha sido la adecuada. Es lógico que el ministro de Interior esté hoy más tranquilo que ayer puesto que en el panorama más inmediato no cabe pensar en un atentado, pero nada más.

La mejor medicina contra ETA, es decir a favor de todos nosotros, es la de la absoluta resistencia, la eficacia policial, el escepticismo absoluto por parte de los demócratas y no hay médico en el mundo que ante un enfermo que poco a poco mejora le retire el tratamiento. Al contrario, lo mantiene con más entusiasmo ante la eficacia del mismo. Retirar el tratamiento dado a ETA, tan eficaz para los demócratas, sería matar la esperanza de un triunfo digno de la democracia.

Charo Zarzalejos

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