viernes, mayo 3, 2024
- Publicidad -

Apendicitis y aspirinas

No te pierdas...

El presidente Rodríguez Zapatero pone cara de circunstancias y quiere dar la impresión de que es consciente de los problemas de nuestra economía. Sin embargo, esquiva la gravedad de éstos, que tendría que llevarle a decisiones a las que se resiste, y, con la misma cara de circunstancias, se empeña en presentar la mejor cara de los mismos, su pronta solución si nos ponemos a favor del viento. Un ejemplo como muestra de los muchos de su discurso en la Cámara: como hemos decrecido un 0,1% en el último trimestre estamos «mejor que antes», que decrecíamos más, cuando, en realidad estamos peor: hay que sumar ese 0,1% negativo a las cifras también negativas de los trimestres anteriores.

Tiene razón el presidente al señalar ahora, en contra de lo que veníamos escuchándole hasta hace poco, que el recorte del gasto público es una medida absolutamente necesaria y que conviene, para ello, reestructurar la Administración del Estado. Tiene razón el líder de la oposición en añadir que a lo largo de toda la legislatura ha venido insistiendo en ello y se ha encontrado con una respuesta negativa y la «autocomplacencia» del presidente. Pero si lo nuestro no es cáncer, como parece que están padeciendo en Grecia, de la que tanto empeño ponemos en diferenciarnos, admitamos al menos, e incluso con cierta autocomplacencia, que tenemos apendicitis. Requiere cirugía, no hay duda, porque podemos llegar, de seguir así, a una infección mucho más grave. Pero parece que de cirugía nada: el catálogo de medidas, el recorte para este año de lo que ya era un exceso presupuestario, las comisiones, etc., son, sencillamente, aspirinas. Más o distintas de las de antes, pero aspirinas.

El problema no está sólo en la Administración del Estado sino en la estructura de excesos de las administraciones, desde la voracidad de gasto de las comunidades autónomas al gasto de competencias que no son propias de los municipios. O el acuerdo sobre la reducción del gasto se estructura con un pacto entre las administraciones, intervengan o no directamente los partidos que gobiernan unas y otras, o el Estado, de la mano de un Gobierno que precisa una voluntad de la que dudo, ejerce sus funciones de control y supervisión. No sólo afecta al gasto, sino a la reforma del sistema financiero, que tiene que desprenderse del intervencionismo y el control de los gobiernos regionales. Y a las políticas activas de empleo que, con manifiesta ineficacia, se despliegan a través de redes estatales, autonómicas, provinciales y locales que se superponen tanto como se descoordinan. La reducción del gasto público, por no hablar ahora de otras cirugías necesarias, precisa replantearse lo público con una contundencia y una voluntad política que no se ve por ninguna parte. Sin ello, aspirinas y aspirinas y el apéndice cada vez más infectado.

Germán Yanke

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -