El efecto devastador del odio no es, por desgracia, nada nuevo. Sin embargo, su escala e impacto se ven amplificados hoy en día por las nuevas tecnologías de la comunicación, hasta el punto de que el discurso del odio se ha convertido en uno de los métodos más frecuentes para difundir retóricas e ideologías divisorias a escala global. Si no se controla, el discurso del odio puede incluso perjudicar la paz y el desarrollo, ya que sienta las bases de conflictos y tensiones, y de violaciones de los derechos humanos a gran escala.
Las Naciones Unidas, conscientes de la gravedad de este problema, han estado trabajando activamente para abordar y contrarrestar el discurso del odio en todas sus formas. Con un largo historial de movilización contra el odio y en defensa de los derechos humanos, la ONU ha establecido estrategias y planes de acción para combatir esta peligrosa tendencia.
En junio de 2019, el Secretario General de la ONU, António Guterres, presentó la Estrategia y Plan de Acción de las Naciones Unidas para la lucha contra el Discurso de Odio. Esta iniciativa se centra en enfrentar el discurso del odio en todas sus manifestaciones, definiéndolo como cualquier tipo de comunicación oral o escrita, o comportamiento, que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio hacia una persona o grupo debido a su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad.
Definición del discurso del odio
Aunque no existe una definición universalmente aceptada de discurso de odio de acuerdo con el derecho internacional de los derechos humanos, la ONU reconoce la necesidad de abordar este problema y trabajar en conjunto con los Estados miembros, la sociedad civil y otros actores relevantes para contrarrestar su propagación.
La proliferación del contenido de odio en línea puede parecer una marea imparable, pero se están implementando estrategias para combatirla. Uno de los enfoques clave es fortalecer la educación y la alfabetización digital como parte de una educación para la ciudadanía global. Es fundamental equipar a las personas con los conocimientos y habilidades necesarios para identificar y contrarrestar el discurso del odio, tanto en línea como en la vida real. La campaña #NoAlOdio de las Naciones Unidas ofrece ideas y recursos para aprender y compartir conocimientos sobre la lucha contra la incitación al odio.
Además, en julio de 2021, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución para promover el diálogo y la tolerancia interreligiosos e interculturales como una forma de contrarrestar la propagación y proliferación exponenciales del discurso de odio. Esta resolución reconoce la necesidad de acabar con las retóricas discriminatorias y xenófobas, y llama a los Estados y a todos los actores relevantes a aumentar sus esfuerzos para abordar este fenómeno.
Como parte de estos esfuerzos, se proclamó el 18 de junio como el Día Para Contrarrestar el Discurso de Odio, y se conmemora cada año a través de una reunión informal de alto nivel en la sede de las Naciones Unidas. Durante esta jornada, se anima a los gobiernos, organizaciones internacionales, sociedad civil y personas en general a llevar a cabo eventos e iniciativas que promuevan estrategias para identificar, abordar y contrarrestar el discurso de odio.
Es importante recordar que todos tenemos un papel crucial en la lucha contra el discurso del odio. Ya sea como Estados miembros, sector privado, medios de comunicación, empresas tecnológicas, líderes religiosos, educadores, sociedad civil, personas afectadas por el discurso de odio, jóvenes o simplemente individuos, todos tenemos el deber moral de denunciar con firmeza los casos de discurso de odio y desempeñar un papel activo en su erradicación.
La propagación de la retórica del odio puede ser una señal de advertencia previa a la violencia y a los crímenes atroces, por lo que combatir el discurso de odio contribuye a mitigar su impacto. Aunque puede resultar difícil determinar si un comentario constituye incitación al odio, especialmente en el mundo virtual, existen muchas formas de posicionarse y cambiar las cosas, incluso si no somos personalmente víctimas del discurso de odio.