Peter Lim tomó el control del Valencia en el 2014. El magnate singapurense compró el 70% del club a cambio de los 94 millones que debía la Fundación a Bankia (22 millones en un primer pago y el resto a plazos en los siguientes cuatro años). También refinanció la deuda de 230 millones que tenía el club ché con la entidad bancaria. De alguna manera, el multimillonario apareció en el momento más delicado como el mejor de los salvadores.
Sin embargo, en un primer momento parecía que esa inversión institucional iba a ir acompañada de una inversión continuada en futbolistas. De hecho, la relación entre Peter Lim y Jorge Mendes hizo que en los primeros momentos se tirara la casa por la ventana en búsqueda de reflotar al equipo en lo deportivo.
El primer verano se saldó con unos beneficios de 2,15 millones en la compra-venta de futbolistas porque se optó por cesiones con obligación de compra de cara al año siguiente. En 2015 el club cerró el mercado con un saldo negativo de 93,65 millones de euros y todo hacía indicar que el club se sostendría entre los mejores en los siguientes años.
El proyecto consiguió llegar a la Champions en su primer año, pero se hundió por completo con Nuno Espírito Santo y el posterior baile de entrenadores en su segunda temporada. Además, este año la aventura continúa con un técnico de perfil bajo como Pako Ayestarán y por lo que parece el grifo de la inversión está cerrado por completo o Gestifute considera que el club de la capital del Turia ya no es tan buen escaparate.
Gastar no está de moda en el fútbol español
De hecho, el mercado estival se ha cerrado con un saldo positivo de 82,9 millones de euros, con lo que en los tres años de la nueva era valencianista solo se han invertido 13 millones de euros en fichajes, una cantidad más que discreta para un club de la envergadura del Valencia. Las normas del Fair Play financiero podían hacer que el ritmo de los primeros tiempos fuese insostenible, pero este parón en seco resulta difícil de comprender, cuando Peter Lim se mantiene como la 854 fortuna más grande del mundo con 2.400 millones de dólares. No obstante, la situación inestable de la economía mundial hace que el resto de los negocios del decimoprimer hombre más rico de Singapur tampoco vayan del todo bien, ya que ha perdido 25 millones de euros este año (una cantidad poco relevante para este tipo de fortunas).
Tras la venta de Mustafi por 40 kilos, el fichaje de Garay por 20 millones y la llegada de Mangala cedido generó cierta ilusión en la presentación en Mestalla, donde se dieron cita 6.000 valencianistas. Nani también creó algo de revuelo, pero con las salidas de Alcácer y André Gomes da la impresión de que se podía haber invertido algo más en un delantero. En cambio, la plantilla tiene un buen equilibrio y con una buena dirección debería estar en disposición de regresar a Europa.
No obstante, la situación del Valencia no es ni mucho menos única dentro del fútbol español. De hecho, mientras que en la Premier tiran la casa por la ventana, llama la atención que la Liga española se mueva en el mercado tan a la baja. Otros siete equipos han invertido más en fichajes de lo que han gastado a lo largo de este verano y lo que más relevante es que muchos de ellos son de la zona media de la tabla, todo esto en un año en el que se supone que los ingresos televisivos empiezan a crecer.
Los clubes con más ingresos que inversiones son el Sevilla con 24,70 millones de euros, el Granada (club comprado este mismo verano por la sociedad china Desport) con 22,73 millones de euros, el Deportivo de la Coruña con 14,70 millones de euros, el Celta de Vigo con 11 millones, el Real Madrid con 7,5 millones de euros, el Atlético Osasuna con 1,55 millones de euros y el Athletic de Bilbao que equilibra los gastos y las pérdidas.
Felipe Poza