sábado, mayo 4, 2024
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Éric Boussambani, el nadador que aguantó a flote a duras penas

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El año en el que el australiano Ian Thorpe asombró al mundo con sus tres medallas de oro a sus 17 años, solo otro nadador fue capaz de robarle parte de su protagonismo. Éric Boussambani se hizo famoso en todo el mundo y fue invitado a las sedes de varios de los medios más importantes del planeta, pese a que ni siquiera pasó de la ronda eliminatoria en los 100 metros lisos.

‘Éric La Anguila’, como le bautizaron entonces, aprendió a nadar ocho meses antes de la competición más importante del mundo del deporte, tras acabar sus estudios universitarios. Recibió una invitación porque el COI puso en marcha un programa para la inclusión de los países en vías de desarrollo en este gran evento.

Iba a competir junto a otros dos nadadores en su serie, pero los dos fueron descalificados por salidas falsas y se quedó solo en la piscina. En la peana de salida, Boussambani tenía el porte de un nadador estadounidense, con sus abdominales bien marcados, pero cuando se echó al agua todo esa apariencia se desvaneció.

Este guineano solo había nadado en ríos y en piscinas pequeñas de máximo 20 metros. Por eso, al ver el tamaño de la piscina olímpica de 50 metros, le pareció tan inmensa que creyó que eran 100 y solo tenía que hacer un único largo en su prueba. De alguna manera, se empachó al ver tanta agua y le tuvieron que explicar que tenía que ir y volver para culminar su distancia.

Se echó lanzó a la piscina y los más generosos dirán que no lo hizo del todo mal en los primeros metros, pero se asfixió en la recta final de la prueba y acabó con un estilo ‘perrito’ en el que sus brazadas casi no le permitían avanzar. El público se puso en pie para reconocerle su esfuerzo cuando llegó a la meta y después reconoció que los últimos metros fueron un auténtico infierno para él. Marcó un tiempo de 1.52.72, más del doble que los finalistas de su prueba, pero eso no impidió que se convirtiera en todo un héroe en su país.

Después, también admitió que se sintió humillado por una televisión alemana porque le hicieron nadar contra una anciana de 85 años. Sin embargo, tiró de amor propio para continuar en la natación y quiso competir en Atenas. Logró rebajar su tiempo en 57 segundos, tras entrenar durante cuatro años en España, donde vivían algunos de sus familiares, pero no pudo participar en los Juegos de 2004 por un problema con el pasaporte.  

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