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El brazo político de Madrid

Jaime Lissavetzky Díez, secretario de Estado para el Deporte desde el 20 de abril de 2004, es el soporte de la alta política de la candidatura de Madrid, a la que ya respaldó durante su primer año al frente de la secretaría de Estado en el intento de obtener los Juegos de 2012.

Protagonista presencial de aquella derrota en Singapur hace cuatro años, Lissavetzky, que es químico de profesión, representa la "apuesta de Estado" con que el Gobierno define la candidatura de 2016, traducida en las garantías del Ejecutivo al proyecto que abarcan una inversión total de 15.435 millones de euros.

Este compromiso le ha llevado a compartir horas de trabajo e ilusiones con Alberto Ruiz-Gallardón, contrincante político y artífice de la salida de la presidencia de la Comunidad de Madrid de Joaquín Leguina, con quien Lissavetzky fue consejero de Educación durante diez años (1985-1995)

Responsable de la hiperactividad del Consejo Superior de Deportes (CSD) desde hace un lustro, Lissavetzky es un político socialista amante del deporte, volcado en acabar con cualquier sombra de dopaje en España. Este empeño le ha llevado a representar a los gobiernos europeos en el Ejecutivo de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y a encajar como un golpe bajo las dudas del COI sobre la adecuación de la normativa española a la de este organismo.

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