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El misterioso encanto de los pueblos abandonados: historia, ruinas y turismo rural

España cuenta con más de 3.000 pueblos abandonados, vestigios silenciosos de un pasado que se resiste a desaparecer. Lejos de caer en el olvido, estos lugares despiertan cada vez más curiosidad y atraen a aventureros, artistas y emprendedores

Pueblos abandonados
Pueblos abandonados

Recorrer un pueblo abandonado es como abrir una ventana al pasado. Casas de piedra cubiertas de hiedra, calles de tierra donde ya no se escucha el bullicio de vecinos, escuelas vacías, iglesias sin campanas. Cada rincón cuenta una historia. Estos lugares, en otros tiempos llenos de vida, se vaciaron con el paso del tiempo por la emigración, la falta de oportunidades laborales o la modernización de las grandes urbes.

La España vaciada, término que ha ganado notoriedad en los últimos años, no solo es un fenómeno social y político, sino también cultural. Muchos de estos pueblos están rodeados de un aura de misterio. Hay quien los visita por afán histórico, otros para hacer fotografía, explorar leyendas urbanas o simplemente desconectar del ritmo urbano.

En Galicia, Castilla y León, Aragón o La Rioja, algunos pueblos han comenzado a recibir turistas atraídos por el turismo de lo olvidado. Rutas guiadas, talleres de fotografía, proyectos de rehabilitación o festivales de arte se han instalado en lugares antes inaccesibles. El ejemplo de Peguera, en Cataluña, o Belchite, en Zaragoza, son testimonio de esta nueva mirada hacia lo ruinoso.

También hay quienes ven en ellos una oportunidad de renacer. Iniciativas como "Pueblos Abandonados" o "Aldeas a la venta" facilitan la compra de casas por precios simbólicos con tal de recuperar la actividad local. Algunos extranjeros, sobre todo alemanes, holandeses o franceses, se han animado a instalarse y abrir negocios sostenibles.

La literatura y el cine tampoco han sido ajenos a este encanto. Algunos autores han ambientado parte de sus novelas en pueblos moribundos, cargándolos de poética melancolía. En el cine, películas como "Los santos inocentes" o "El espíritu de la colmena" retratan esa España rural detenida en el tiempo.

No obstante, también existen retos. El acceso a infraestructuras, la conectividad digital, la conservación patrimonial o el equilibrio entre turismo y respeto son claves si se desea revivir estos enclaves sin convertirlos en parques temáticos.

Al final, los pueblos abandonados son espacios de memoria, testimonio de un modelo de vida que existió y que, con respeto y creatividad, puede volver a florecer. Una lección sobre el tiempo, el abandono y la posibilidad de empezar de nuevo.

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