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¿Por qué Sandro Rosell será indemnizado y Dolores Vázquez sigue esperando justicia?

El expresidente del FC Barcelona, recibirá 232.500 euros de indemnización por el tiempo pasado en prisión preventiva mientras otros presos se quedan sin nada
Rosell y Dolores Vazquez
Rosell y Dolores Vazquez

El expresidente del FC Barcelona, Sandro Rosell, recibirá 232.500 euros por haber pasado 645 días en prisión preventiva antes de ser absuelto de todos los cargos. Mientras tanto, Dolores Vázquez, que fue encarcelada 519 días por un crimen que no cometió, ni ha sido indemnizada ni ha recibido una disculpa oficial. El contraste no solo duele: indigna.

Dos historias, dos prisiones... y dos varas de medir

Rosell fue detenido en mayo de 2017 y pasó casi dos años en prisión preventiva por blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal. Al final, fue absuelto. Y ahora, tras una larga batalla judicial, ha conseguido que el Estado le compense con una cantidad considerable: más de 230.000 euros. El motivo: el daño causado a su reputación, sus ingresos y su vida personal.

Entre los conceptos que el tribunal ha valorado están los perjuicios económicos por contratos perdidos, los daños morales y los gastos derivados de su encarcelamiento, como los viajes de sus familiares para visitarle. La cifra no lo borra todo, pero al menos reconoce un error judicial y lo repara, al menos en parte. Pero... ¿qué pasa con Dolores?

Dolores Vázquez, el rostro del olvido institucional

Dolores Vázquez fue condenada injustamente por el asesinato de Rocío Wanninkhof en el año 2001. Una investigación deficiente, un juicio cargado de prejuicios y un veredicto del jurado que nunca debió llegar la llevaron a prisión. Pasó casi un año y medio entre rejas antes de que su condena fuese anulada. Más tarde, se descubriría que el verdadero asesino fue Tony Alexander King, un criminal reincidente que nada tenía que ver con ella.

Han pasado más de 25 años desde aquello, y aún hoy Dolores no ha sido resarcida. Ni una compensación económica. Ni una carta oficial de disculpa. Nada.

Ella lo ha intentado. Solicitó una indemnización de cuatro millones de euros por los daños sufridos. El Tribunal Supremo se la denegó por un tecnicismo jurídico: presentó su reclamación bajo el artículo equivocado de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Y ahí se cerró la puerta. Como si la forma importase más que el fondo.

¿Justicia selectiva?

La verdad es que no se trata solo de Rosell o de Vázquez. Es un problema de fondo. En España, la indemnización por prisión indebida no siempre es automática, ni siquiera cuando se demuestra la inocencia. Todo depende de cómo se haya archivado el caso, en qué artículo te apoyes, si hubo error judicial reconocido o simplemente una absolución.

Y es que, aunque parezca absurdo,ser inocente no garantiza reparación. Así funciona la normativa actual.

Los casos como el de Dolores Vázquez se enfrentan, además, a un muro de burocracia, tecnicismos y una falta de empatía institucional que duele. Mucho. Porque ¿cómo se mide el daño de que medio país te haya creído culpable de asesinar a una menor? ¿Cómo se cuantifica el silencio institucional tras más de dos décadas?

¿Quién decide a quién se le compensa?

Lo que inquieta a muchos es esa sensación de arbitrariedad. Que se repare el daño a un expresidente de un club de fútbol multimillonario, pero no a una mujer anónima que fue demonizada durante años. Que uno reciba titulares por su indemnización, mientras la otra sigue esperando sin respuestas.

¿Hay diferencias entre ambos casos? Claro. Las hay en los delitos, en los contextos, en los procesos. Pero la pregunta es otra: ¿no merecen ambos un trato justo?

Una deuda pendiente

España tiene una deuda con Dolores Vázquez. Y no es solo económica. Es moral. El Estado le falló. Y aún no ha hecho nada por enmendarlo. Mientras tanto, cada nueva indemnización pública a otros exonerados se convierte, inevitablemente, en una herida que se reabre.

La justicia debe ser igual para todos. Y también lo debe ser el perdón.