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Cumbre de La Haya

Claves de la cumbre de la OTAN en La Haya: inversión en Defensa, capacidades militares... y presión sobre España

La OTAN exige resultados y España llega a la cumbre de La Haya con promesas que no convencen ni en Bruselas ni en Washington. Rutte desmonta el relato de Sánchez y Trump vuelve a señalar a nuestro país
La exigencia de incrementar las inversiones en Defensa estará sobre la mesa en la próxima cumbre aliada que se celebrará en La Haya del 24 al 26 de junio. (Foto: OTAN).
En esta cumbre, una de las más exigentes de los últimos años, no bastarán sólo promesas; la OTAN exige resultados. (Foto: OTAN).

La cumbre de la OTAN en La Haya arranca este martes 24 de junio en un momento clave para la Alianza Atlántica y para sus estados miembros. También para España, que acude a la cita bajo presión por el incremento del PIB en Defensa que exige la OTAN y tras el desmentido del secretario general, Mark Rutte, a las palabras de Sánchez sobre la inversión en Defensa.

El presidente del Gobierno afirmó hace dos días, en una rueda de prensa sin periodistas (por la premura de tiempo con que fue convocada), que había alcanzado un acuerdo con Rutte para mantener un 2,1 % de gasto en Defensa. Un día después, el secretario general de la OTAN lo desmintió. España deberá alcanzar, como mínimo, el 3,5 %.

En ese contexto llega España a una cumbre en la que estarán sobre la mesa, principalmente, el gasto en defensa, el apoyo a Ucrania y las capacidades que deben tener los países aliados (sus Fuerzas Armadas) para responder con eficacia a los nuevos desafíos que se plantean en el ámbito internacional.

Desafíos que se establecerán durante la cumbre, y a los que cada país debe responder sobre la base de los compromisos que tiene adquiridos por el hecho de formar parte de la organización. Ucrania y la protección del flanco Este de la OTAN, la crisis de Oriente Medio, las nuevas exigencias planteadas Estados Unidos... son algunos de los asuntos que se debatirán entre hoy y mañana en los Países Bajos.

Pero en esta cumbre, una de las más exigentes de los últimos años, no bastarán sólo promesas; la OTAN exige resultados. Su secretario general exige compromisos. Ya no sirven los discursos de buenas intenciones.

La industria de Defensa también está en el punto de mira

A este encuentro, España no llega con los deberes hechos a los ojos de Rutte y otros países aliados. A pesar de que el Gobierno se ha comprometido a elevar el umbral de inversión en Defensa al 2 % del PIB este mismo año, para la OTAN (y también para Estados Unidos) nuestro país está a la cola. Y no sólo de gasto en defensa; también en capacidades para responder a los compromisos que tiene adquiridos.

En el ámbito aliado, los estados miembros deben cumplir con el marco oficial de planificación de capacidades (NDPP, por sus siglas en inglés), en virtud del cual se establece que los países deben contribuir no sólo con dinero, sino con medios militares concretos.

Y es ahí donde la industria del sector también está en el punto de mira. Hay grandes programas de armamento que se han retrasado, lo que incapacita a las Fuerzas Armadas para responder a las exigencias aliadas.

Sin industria, no hay defensa: hay que aumentar la producción

Además del nuevo objetivo del 5 % del PIB en Defensa, la OTAN quiere que los países miembros tengan capacidades militares reales: armamento, equipos, personal, sistemas operativos y capacidad de despliegue inmediato. Eso es lo que España, a día de hoy, no puede garantizar.

Y no puede porque el tejido industrial no tiene fuerza suficiente para ejecutar un plan de esta envergadura a tan a corto plazo. Lo dijo con claridad el Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, general de ejército Amador Enseñat: "Ahora que tenemos dinero, no tenemos qué comprar, porque la demanda es muy importante y la oferta es muy escasa".

La OTAN insiste: sin industria, no hay defensa. Por eso, estos días se celebra en paralelo el Foro de la Industria de Defensa, con participación de la NSPA, del Mando de Transformación y de los principales actores del sector.

El objetivo: aumentar la producción, reforzar las cadenas de suministro y asegurar las adquisiciones conjuntas. Sin esos acuerdos, los países no podrán cumplir los compromisos del NDPP. Ni siquiera aunque tengan presupuesto.

España: una industria fragmentada y programas en la cuerda floja

Porque no sólo se trata de invertir. La industria debe estar preparada para asumir esas inversiones. El jefe del Ejército de Tierra también subrayó hace unos días que la fragmentación del sector, con “un montón de empresas terrestres compitiendo entre ellas”, impide optar a grandes programas. Ni dentro ni fuera de España.

El resultado: retrasos, incumplimientos, promesas sin calendario. El programa VCR 8x8 ‘Dragón’ es el ejemplo perfecto. De las 348 unidades comprometidas, sólo se han entregado 11. Y no están operativas. No se contratarán más. Y el Ejército de Tierra ya asume que no sirve para los escenarios en los que se están desplegando las Fuerzas Armadas.

Y así, con un esfuerzo presupuestario sin precedentes, pero sin retorno claro en forma de capacidades, España acude a la cumbre de La Haya. Con el argumento, repetido por Margarita Robles y ahora por Pedro Sánchez, de que lo importante no son los porcentajes, sino las capacidades. Pero el problema es que... España tampoco puede ofrecer capacidades.

Trump no quiere que Estados Unidos pague por nadie

Mientras, el presidente estadounidense, Donald Trump, nos vuelve a situar en el ojo del huracán. En vísperas de la cumbre volvió a cargar contra España: “Ha sido notoria por pagar poco”, afirmó. “O han sido muy buenos negociando… o simplemente no han hecho lo que debían”.

No es la primera vez. Pero ahora, además, lo hace cuando buena parte del gasto europeo se está destinando a sostener militarmente a Ucrania. Y Trump no quiere que Estados Unidos pague por nadie.

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