Un sicario menor de edad intentó asesinar al senador Miguel Uribe: España condena el intento de magnicidio

El sábado 7 de junio de 2025, durante un mitin político en el parque El Golfito, ubicado en el barrio Modelia de la localidad de Fontibón, Bogotá, el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay fue atacado a tiros. Según informes oficiales, un menor de 14 años se acercó al escenario y disparó contra el político, hiriéndolo en la cabeza y el muslo izquierdo. El agresor fue detenido en el lugar tras un intercambio de disparos con el equipo de seguridad del senador y agentes de la Policía Nacional, resultando herido en un pie y trasladado a un centro médico bajo custodia policial.
Estado de salud de Miguel Uribe: información oficial
Tras el ataque, Uribe fue trasladado inicialmente al Centro Médico Engativá y posteriormente remitido a la Fundación Santa Fe de Bogotá, donde fue sometido a procedimientos neuroquirúrgicos y vasculares. Según el parte médico emitido esta mañana, el paciente había salido de cirugía, pero su estado seguía siendo reservado .
Quién es Miguel Uribe: del Senado a la carrera presidencial
Miguel Uribe Turbay, de 39 años, es abogado de la Universidad de los Andes, con una Maestría en Políticas Públicas de la misma universidad y una Maestría en Administración Pública de la Escuela de Gobierno de Harvard . Es senador por el partido Centro Democrático y había oficializado su precandidatura presidencial para las elecciones de 2026 en marzo de este año. Uribe es nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala e hijo de la periodista Diana Turbay, asesinada en 1991 durante un intento de rescate tras su secuestro por el cartel de Medellín.
El sicario menor de edad: bajo custodia y sin identidad revelada
El agresor, un adolescente de 14 años, fue capturado en el lugar del atentado. Su identidad no ha sido revelada debido a su edad y a las disposiciones legales que protegen a los menores de edad. Las autoridades están investigando si actuó solo o si fue instigado por terceros. El menor está siendo procesado bajo el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (SRPA).
La respuesta del Gobierno de España
El Gobierno de España condenó rotundamente el intento de asesinato contra el senador colombiano y precandidato presidencial Miguel Uribe. En un comunicado oficial, expresó que "la violencia no tiene cabida en nuestras sociedades" . España reiteró su compromiso con la defensa de los valores democráticos y el Estado de Derecho.
Reacción nacional e internacional: instituciones y sociedad civil
El atentado generó una condena unánime de toda la clase política colombiana, desde el presidente Gustavo Petro hasta líderes de oposición, quienes rechazaron la violencia y pidieron respeto por la vida y la democracia . Organismos internacionales y líderes de otros países también expresaron su solidaridad y preocupación por el ataque.
Lo que investiga la Fiscalía: autores materiales e intelectuales
La Fiscalía General de la Nación ha iniciado una investigación para determinar si el menor actuó solo o si fue instigado por terceros. Se están analizando las comunicaciones previas del detenido, su entorno y las condiciones en que obtuvo el arma utilizada. Hasta ahora, no se ha descartado ninguna hipótesis, incluida la de motivación política o encargo desde estructuras criminales.
Colombia ha vivido una larga historia de violencia política. Desde los magnicidios de Luis Carlos Galán y Álvaro Gómez Hurtado, hasta atentados más recientes contra líderes regionales, la amenaza sobre candidatos y figuras visibles persiste. En los últimos años, se ha reportado un aumento en el uso de adolescentes como sicarios, particularmente en zonas urbanas.
Expertos en seguridad y analistas políticos coinciden en que el país necesita revisar la Ley Penal Juvenil y reforzar las herramientas de prevención del reclutamiento forzado. Además, instan a fortalecer las medidas de protección para los líderes políticos y a promover una cultura de respeto y tolerancia en el debate público.
Cierre: entre el miedo y la esperanza
Miguel Uribe continúa en estado crítico, y con él, una parte de la esperanza democrática colombiana. Su recuperación es hoy símbolo de una resistencia que no se resigna al silencio ni al miedo. Pero la verdadera respuesta está en manos de las instituciones: esclarecer quién quiso callar a una voz que apenas empezaba a desafiar al poder.