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Unos 300.000 civiles quedan atrapados en el último reducto de la guerrilla tamil en Sri Lanka

Las últimas semanas de ofensiva del Ejército han acorralado a los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) en las áreas selváticas del norte de la isla y han forzado el desplazamiento de los civiles que vivían en las zonas de los combates. "Después de 30 años de guerra, la gente huye para conservar sus vidas. El futuro de los civiles no es alentador", dijo el cooperante en condición de anonimato.

Las hostilidades han forzado a familias enteras a abandonar sus hogares con las escasas pertenencias que pudieran cargar con ellos y a reubicarse posteriormente ante la evolución de las ofensivas militares.

El Gobierno de Sri Lanka ha pedido a los civiles que viven en las zonas rebeldes que se desplacen al territorio controlado por el Ejército, tras acusar al LTTE de utilizarlos como escudos.

Campamento de refugiados

Desde marzo de 2008, el Ejército administra dos campamentos de acogida en el distrito norteño de Vavuniya en los que viven más de 1.500 personas, según cifras oficiales facilitadas a Efe por un portavoz de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). Sin embargo, medios locales y fuentes oficiales aseguran que sólo el pasado viernes unas 3.140 personas llegaron a Menik Farm, el campamento de mayor tamaño en Vavuniya, informó el cooperante.

El acceso a los campamentos está restringido a las agencias internacionales por lo que se desconoce las condiciones de vida de los civiles, que una vez que ingresan no pueden abandonarlos. "En realidad son campos de detención administrados por el Ejército. Los civiles no tienen libertad de movimiento", denunció la fuente.

El Gobierno justifica la restricción de las libertades de los civiles por la necesidad de garantizar que no haya miembros del LTTE infiltrados entre los desplazados.

Para aliviar el sufrimiento de los desplazados, la ONU -cuyas agencias tuvieron que abandonar el norte de la isla por razones de seguridad- ha enviado más de una decena de convoyes de alimentos a las zonas rebeldes en los últimos meses, pero no puede transportar material para la construcción de viviendas o refugios.

La violencia continúa

La web "Tamilnet", afín a la guerrilla, aseguró anoche que al menos 18 civiles murieron y varias decenas quedaron heridos en las operaciones ininterrumpidas del Ejército en zonas de Mullaitivu y Kilinochi durante el fin de semana. Además, esta última fuente denunció que las tropas bloquean el paso de los equipos médicos y las ambulancias no pueden acceder a zonas de la ofensiva.

En enero del año pasado, el Gobierno rompió unilateralmente el acuerdo de alto el fuego suscrito con la guerrilla en 2002 y se embarcó en una ofensiva militar con el objetivo de aniquilar al LTTE, al que pasó a considerar un grupo terrorista.

El Ejército ha logrado este mes conquistar la ciudad de Kilinochi, capital de facto de los rebeldes, y hacerse con el control total de la península norteña de Jaffna y de la autopista A-9, que comunica por carretera el extremo septentrional de la isla con el resto del país. Esa zona había estado bajo dominio del LTTE durante 10 años.

Tras la toma de Kilinochi, reconocida por el LTTE, el Ejército anunció el inicio de la "batalla final" en las inmediaciones de Mullaitivu. Esta no es la primera vez que la guerrilla tamil pierde gran parte de su territorio estratégico para reconquistarlo más tarde.

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