La deuda pública vuelve a batir su propio récord

El control de la deuda pública por parte de los Estados miembro es uno de los objetivos que persigue la Unión Europea para conseguir una mayor estabilidad económica.
Aunque España mantiene su compromiso de rebajarla, todavía está lejos de poder presentar una deuda pública por debajo del 60 % del PIB, que es lo que exige Bruselas.
La importancia de la deuda pública en el entorno económico actual
La deuda pública es el conjunto de obligaciones financieras que un Estado contrae para financiar su actividad cuando sus ingresos propios no alcanzan para cubrir el gasto público. Incluye desde la emisión de bonos hasta préstamos adquiridos con instituciones internacionales o bancos.
Se trata de una herramienta clave para sostener el funcionamiento del Estado, impulsar la economía en tiempos de crisis y financiar infraestructuras o servicios esenciales.
En el contexto de la Unión Europea, la deuda pública es un indicador crucial para mantener el equilibrio económico entre los Estados miembro. Las reglas fiscales europeas establecen que el nivel de deuda no debe superar el 60 % del PIB, aunque la mayoría de los países superan actualmente ese límite.
Su gestión es esencial para garantizar la estabilidad macroeconómica y la credibilidad internacional.
Nuevo récord de la deuda pública en febrero
Según datos del Banco de España y Eurostat, la deuda pública española alcanzó en febrero 1.646 billones de euros. Una cifra que supone un incremento del 2,6 % con respecto al mismo mes de 2024. Esta cifra sitúa la ratio deuda/PIB en el 101,8 %.
En un año, el endeudamiento conjunto de las Administraciones Públicas ha aumentado más de 42.051 millones de euros.
Uno de los factores que más ha contribuido a este repunte ha sido el déficit estructural de la Seguridad Social.
Su deuda en febrero era de 116.000 millones de euros, un 9 % más en comparación interanual. Aumento que los expertos vinculan con el envejecimiento progresivo de la población, el incremento de las pensiones contributivas y un insuficiente ajuste del sistema de pensiones.
Es la Administración Central la que acumula casi el 90 % del total de la deuda del Estado. No obstante, las comunidades autónomas y las entidades locales también han incrementado sus niveles de endeudamiento en lo que va de año.
Evolución de la deuda pública española en los últimos años
La trayectoria de la deuda pública española ha estado marcada en los últimos tiempos por eventos de gran impacto económico.
En 2020, el estallido de la pandemia obligó al Gobierno a adoptar medidas extraordinarias: subsidios a trabajadores en ERTE, ayudas directas a empresas, refuerzo del sistema sanitario y aumento del gasto social. Estas políticas hicieron que la deuda casi alcanzara el 120 % del PIB en su punto más crítico.
Durante 2021 y 2022, el crecimiento económico y la inflación permitieron mejorar la relación deuda/PIB, aunque no redujeron la cifra absoluta de deuda. En 2023, las previsiones fiscales apuntaban a una estabilización, pero nuevos factores presionaron al alza el endeudamiento.
En 2024, a pesar de que la economía creció a buen ritmo, el Gobierno mantuvo un elevado nivel de gasto, especialmente en sectores clave como energía, vivienda y transición ecológica. Esto llevó a que, aunque el déficit público se situó por debajo del 3,5 %, el volumen total de deuda continuó aumentando.
En términos de sostenibilidad fiscal, esto supone un reto para los próximos ejercicios, ahora que Bruselas exige una vuelta a la disciplina fiscal que se había flexibilizado en los últimos años como consecuencia de la crisis de COVID-19 y la posterior crisis inflacionista.
La deuda pública no baja en la zona euro
Una deuda pública muy alta no es algo exclusivo de España. De hecho, 2024 se cerró con una deuda soberana media del 87,4 % del PIB en la zona euro y del 81 % en la Unión Europea.
Eurostat acaba de publicar la primera notificación de 2025 para la aplicación del procedimiento de déficit excesivo. Grecia lidera el ranking con un 153,6 % del PIB, seguida de Italia (135,3 %), Francia (113 %), Bélgica (104,7 %) y España (101, 8%). En el otro extremo, países como Estonia, Bulgaria y Dinamarca mantienen niveles muy bajos de endeudamiento, por debajo del 30 %.
En 2026 entrarán en vigor nuevas directrices más estrictas sobre deuda pública, y es posible que muchos Estados miembro tengan que empezar a implementar medidas de ajuste para priorizar la reducción del déficit.