El día que París lloró a Nadal: el último "Vamos Rafa" que retumbará siempre

Lloraba Rafa Nadal sobre la pista central de Roland Garros, en un homenaje a la altura de su leyenda. Un homenaje que ni España ni su Federación de Tenis supieron ofrecerle como merecía.
Pero, en realidad, no eran suyas las lágrimas que caían por su rostro, eran de todos. De los niños que un día cogieron una raqueta soñando con ser como él, de los aficionados a los que levantó una y otra vez del asiento con puntos imposibles, y de un país que le quiere, le admira, y que jamás podrá devolverle todo lo que ha hecho por él.
Porque sí, Nadal es el mejor deportista español de todos los tiempos, pero su figura va mucho más allá de eso. Siempre ha sido un ejemplo dentro y fuera de la pista, un referente de humildad, esfuerzo y valores. El ídolo de muchos, que ahora lloran, una vez más, su marcha.
Dicen que los franceses no suelen tener mucho cariño a los españoles, pero la ovación que le brindó todo París es la prueba de lo contrario. Rafa se ha convertido en una de las personas más queridas en la ciudad de la luz, y su nombre quedará para siempre grabado en la Philippe Chatrier, junto a sus 14 títulos y su eterna huella en la tierra batida, en una sorpresa que hizo derrumbarse al manacorí.
To the King, leaving a perpetual mark on the Roland-Garros clay.#RolandGarros pic.twitter.com/SFHkAuYG9K
— Roland-Garros (@rolandgarros) May 25, 2025
Catorce años en los que Nadal, por estas fechas, llegaba a París y paralizaba el país entero. Todos pegados a la televisión, viendo cómo no había nadie a su altura. Pocas cosas unían más en España que él. Parecía un superhéroe invencible. Las estadísticas hablan por sí solas: 116 partidos jugados, 112 victorias, 4 derrotas. Catorce finales, catorce títulos. Cifras de auténtica leyenda.
El respeto y la admiración es máxima por parte de sus rivales
Pero al final, las estadísticas son solo eso, números. Lo más bonito fue ver a sus grandes rivales de toda la vida allí presentes, rindiéndole homenaje. Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray, el 'Big Four', salieron a saludarle, aguantando una emoción que casi ninguno de los que estaban allí, o lo venían desde cualquier rincón del mundo, pudo contener. Ni siquiera quien firma estas líneas.

Rafa, emocionado, quiso también dar las gracias a su familia, sentada en la tribuna. A su mujer, le dedicó unas palabras preciosas, mientras ella sostenía en brazos a su hijo. Ese pequeño, que aplaudía sin saber bien qué estaba pasando, algún día será consciente quién es su padre. Y comprenderá que fue uno de los más grandes deportistas que ha dado la historia.
Hoy comenzaba una nueva edición de Roland Garros. Un Grand Slam que, aunque lo intenten, nunca volverá a ser lo mismo. Bueno, realmente el tenis ya nunca será igual.
Lo dijo Novak hace unos días: "Últimamente no tengo tanta motivación. Desde la retirada de Rafa, siento que algo se fue con él. No sabía que me iba a afectar tanto."

Es normal, Nole. A todos se nos rompió algo aquel último partido de Copa Davis, cuando entendimos que no se volvería a ver a Rafa Nadal sobre una pista. Que no se volvería a escuchar ese famoso "¡Vamos, Rafa!" que erizaba la piel. Que no nos volvería a emocionar, a hacer soñar, a enseñarnos que, en el tenis como en la vida, nunca hay que dar nada por perdido.
Ahora le toca disfrutar de una nueva vida, que se ha ganado a pulso. Llegarán nuevas generaciones, como la de Alcaraz, y seguirá habiendo tenis, claro. Pero nada será igual. Porque Rafa Nadal solo hay uno, y su nombre estará grabado para siempre en la memoria de todos.
Una vez más, gracias por todo, Rafa.