Mercedes Milá presagió el accidente

Para que luego digan que esta chica, porque ella todavía es una chica, está gagá. No sólo no vale lo mismo para un roto que para un descosío, saltando de "Gran Hermano" a "Diario de..." o a musa de "12 meses, 12 causas", que ahora incluso ha demostrado que tiene dotes de pitonisa, pero de las que aciertan, no de las que imitan a los periodistas deportivos con los fichajes futboleros.
Como ha dejado caer en "Lo que me sale del bolo", ese blog que le ha servido para meterse de lleno en el mundo de la literatura y competir con Almudena Grandes, a la que también ha puesto en su sitio, la periodista viajó recientemente en un Alvia y refleja que "recuerdo haber temido que ocurriera un accidente".
La culpa de esa predicción la tuvo según ella el maquinista, ya que "al margen de parones varios producidos por fallos en el sistema informático, el conductor nos llevaba a tal velocidad que el temblor de los vagones era casi insoportable". Por ese motivo, y como convertida en abanderada del resto de viajeros, se atreve a proclamar "la furia que todos sentimos ante la salvajada de conducir un tren a una velocidad extrema, como si jugara en un scalextric, cuando no todos los trenes son el AVE".
De momento, y a la espera de que le llegue de nuevo la inspiración y nos adelante si va a haber o no más accidentes en lo que queda de año, lo que sí ha hecho es un flaco favor al maquinista del tren siniestrado, que ya tenía antes de sus palabras las mismas opciones de ser declarado inocente que José Bretón antes de empezar su juicio.
Claro que era más fácil en su caso atacarle a él que a las posibles imprudencias cometidas por Fomento, al no tener tramos de vía diferentes en la misma línea, unos preparados para alta velocidad y otros no, de no haber utilizado en definitiva todas las medidas de seguridad necesarias. Vamos, como lo ocurrido en su queridísimo "Gran Hermano", donde uno de sus últimos concursantes se rompió los dos hombros, y estuvo a punto de romperse el cuello al organizarle una entrada triunfal. En aquel entonces tampoco se adoptaron todas las medidas de seguridad suficientes, quizás por ahorrarse unas moneditas. A veces es mejor estar calladitos.