Lucía Etxebarría no tiene "potorro"

Muchos han sido los escritores famosos que han pasado por la cárcel, desde Tomás Moro a Jean Genet, pasando por Cervantes, Voltaire, Verlaine, Oscar Wilde, Miguel Hernánez, Solzhenitsyn, Burroughs o hasta Ken Kesey, el autor de "Alguien voló sobre el nido del cuco", pero ninguno ha estado en prisión de manera voluntaria como Lucía Etxebarría. Para ella, el "Campamento de verano" de Telecinco ha sido una especie de cárcel de la que ha intentado irse en cuatro ocasiones y en la que hasta intentó una fuga que dejó en mal lugar la de Clint Eastwood de Alcatraz.
Por fin, a la quinta fue la vencida y la lumbreras del Premio Planeta (a nadie se le olvidará ya su galardón y que tenía dos carreras con 23 años), ha dejado el reality, pese a los desaforados intentos de Telecinco porque siguiera (ni a la mismísima señora de Paolo Vasile le habrían peloteado tanto como lo han hecho con ella desde Joaquín Prat a los tres impresentables miembros del jurado del reality). La verdad es que uno llegó a pensar que la privada le debía algo a la escritora o que ésta tenía unos papeles sobre esta TV que ríete tú de los de Barcenas, tanto por pagarla "más que por un libro", como ella misma decía, como por no haberla permitido irse la primera vez que lo pidió.
Lo pidió ella, la España televisiva y, sobre todo, los diez "mártires" que la tuvieron que soportar en la sierra de Gredos y que incluso fueron castigados (cuatro de ellos) por intentar despertar a la diva una mañana. Eso sí, en el último espacio en el que convivieron con ella, se despacharon a gusto, tachándola de "manipuladora", "magnífica actriz", "mentirosa", "bipolar", "enferma mental", "maleducada" y... hasta "guarra", tanto porque "huele a sudor" (quizás esa camiseta con la que salía noche y día tenía la culpa) como porque "se lava el potorro con un estropajo".
Esta última afirmación de los concursantes, que da muestra del grado de ordinariez del concurso (lo único que dijo con sentido Jimmy Giménez Arnau fue que todos sus participantes, excepto por supuesto Lucía, son unos "mediocres"), fue casi lo único que les rebatió la escritora, precisándoles que "yo no tengo potorro, sino vagina". Al presentador sin embargo sí le matizó que "no sólo estoy bien psicológicamente sino que me han hecho un test de idoneidad para adoptar a mi hija y he dado bien", así como que el único mal que parece tener, si se le puede catalogar de tal, es que "tengo un problema con el contacto físico" (de tamaña afirmación podrían sacarse mil y una conclusiones, pero dejémoslo correr para no herir más susceptibilidades, sobre todo en su personalidad).
Habrá que ver si a partir de ahora, si supera el trauma psicológico que parece haber sufrido, la "galáctica" de Telecinco sigue vinculada al espacio, visitando el plató del mismo y así manteniendo abiertas las transferencias bancarias que recibe de la cadena (sólo le faltaba una semana, según ella, para poder saldar su deuda con Hacienda). A lo mejor prefiere irse con su "pandi", como un adolescente que era su representante y defensor particular en el citado plató, catalogó al grupo de sus amigos supuestamente más allegados. Quien con niños se acuesta...