La banca gala tendrá que esforzarse más para ayudar a la economía nacional
El último año, que fue sin lugar a dudas el mas difícil para la economía europea en general y para Francia en particular desde el final de la segunda guerra mundial, los grandes bancos del hexágono como BNP Paribas, Crédit Agricole, Société Générale y Banques Populaires-Caisses d’Épargne estuvieron más pendientes de su situación, cuidando la liquidez y los riesgos de crédito, en vez de poner toda la carne en el asador para sacar el país de la recesión y para frenar el aumento del paro, que es lo que pedía el gobierno y lo que la opinión publica reclamaba a gritos, y con mucha razón, como una contrapartida al flujo muy considerable de las ayudas estatales al sector financiero.
Sin embargo, según el banco central francés (BdF) lo que pasó en el 2009 fue que el volumen de crédito a las empresas solo creció un 0,9%, hasta los 770.000 millones de euros, muy por debajo del incremento medio del 4% registrado en el 2008. Las familias en general tuvieron mejor suerte que el sector empresarial: los préstamos a los hogares crecieron un 4,5% (986.000 millones de euros), con lo cual el consumo privado registró un incremento anual del 0,8%, mientras que la inversión empresarial sofrió un descenso del 7,7%. De ahí, que siguiendo instrucciones de Sarkozy la ministra de las Finanzas, Christine Lagarde, reclame ahora a los bancos un cambio de política.
Lo que exige el gobierno, es que las grandes redes bancarias sean más sensibles a las necesidades financieras de las empresas, principalmente las pequeñas y medidas (pymes) e igualmente de las de menor dimensión (las TPE en la terminología francesa), aquellas que tienen menos de diez empleados y que ocupan un lugar muy importante en el tejido productivo galo.
Y por los visto, el puñetazo de Christine Lagarde logró su objetivo: a la salida de la reunión de trabajo que tuvieron la pasada semana con la ministra de las Finanzas, los grandes bancos se comprometieran a prestar este año hasta 38.000 millones de euros a las pymes y las TPE.
Además, puesto que un 44% de los empresarios advierten que sin financiación bancaria urgente tendrán que rebajar aún mas sus inversiones, que acumulan ya siete trimestres consecutivos de crecimiento negativo (un 7,7% menos en un año), con todo lo que implica al nivel del PIB y del empleo, el gobierno quiere que las bancos reduzcan los plazos de decisión y miren menos a los últimos resultados de las empresas cuando estudien las demandas de crédito. El Estado también realizará un esfuerzo a favor de las pymes y de las TPE impedidas actualmente de pasar talones bancarios, por culpa de deudas fiscales y otras, y que podrán volver a tener una actividad normal.
En todo o caso, los bancos recuerdan que el compromiso de inyectar entre un 3 y un 4% más de dinero al año al sector empresarial, para dinamizar la economía, fue asumido en un momento muy distinto del actual, antes de la crisis, cuando aún se apostaba en un ritmo de crecimiento del PIB para el 2009 situado también entre un 3 y un 4%, rebajado después al 1%... y que al final se quedó en un crecimiento negativo de 2,2%. Para este año, las previsiones son ya más halagüeñas: después del "bueno resultado" cosechado en el cuarto trimestre del 2009 (+0,6%), Christine Lagarde tiene muchas esperanzas en alcanzar a finales del año una tasa de crecimiento del 1,4%.
Según el gobierno, las reformas de Sarkozy como la "ley de modernización de la economía", y más aún el "plan de relanzamiento económico" de 38.850 millones de euros para el periodo 2009-2010, tuvieron mucho que ver con esta "evolución positiva", puesto que el retoceso del 2% del PIB francés del último año y el crecimiento del 0,6% registrado en el cuatro trimestre contrastan positivamente con la situación en Alemania (-0,5 y 0% respectivamente), en Italia (-4.7 y -0,2%) o en España (-3,7 y -0,1%). Lo que pasa, advierten los expertos, es que Francia ya utilizó el 75% del plan de relanzamiento económico, mientras que Alemania concentrará este año la mitad de su esfuerzo.
Así, aunque no le falta razón a Christine Lagarde cuando resalta que Francia ya alcanzó un ritmo de crecimiento del PIB dos veces superior al previsto a mediados del 2009, la contribución de los bancos será capital para alcanzar las metas fijadas para este año. La apertura del grifo del crédito a las empresas podría compensar pues el menor dinamismo previsto del consumo privado, que tuvo un comportamiento positivo el último año (+0,8%), pero que quizás ya no lo será tanto en los próximos meses, ante la supresión progresiva de algunas de las ayudas a la familias, de la prima de 1.000 euros destinada a la compra de vehículos nuevos, etc. sin olvidar la vuelta de la inflación.
La evolución de las ventas en el sector automóvil, por ejemplo, es ya muy llamativa, puesto que los buenos resultados cosechados en el 2009, por la prima de 1.000 euros, que llevaron a los franceses a cambiar de coche más rápidamente de lo previsto, ya tuvieron en enero un reflejo muy negativo: la regla del "pan para hoy, hambre para mañana" se tradujo en un descenso de las órdenes de compra en ritmo anual que oscila entre los 20 los 40%, en función de las marcas. Otro dato muy negativo, es que el sector de componentes y accesorios del automóvil, que en el 2009 ya tuvo que liquidar 35.000 empleos, tiene todavía un excedente de platilla de 40.000 a 50.000 personas.
Los bancos que el último año recibieron ayudas públicas por 20.000 millones de euros (fueran ya devueltas al Estado, que cobró centenares de millones de euros en interés, tanto por las ayudas directas como por la garantía estatal prestada a la emisión de deuda bancaria), tendrán también ahora que cubrir mejor el hueco dejado por el gobierno en termino de inversiones públicas. Con un 7,9% de déficit en el 2009 y un 8,2% previstos para este año, Sarkozy promete realizar un "esfuerzo sin precedentes" de recorte de gastos, por unos 50.000 millones de euros, para situar el déficit por debajo del 3% en el 2013, sin aumentos de impuestos y contando sólo con el crecimiento del PIB.
El problema es que el futuro está todavía lleno de incertidumbre… Incluído el sistema financiero galo, que aunque hay resistido a la crisis mejor que el británico, el americano o el alemán, por ejemplo, tiene aún mucho trabajo por delante para tener su situación totalmente saneada. Además, la crisis financiera griega, por ejemplo, constituye une pesadilla para los bancos galos, que según el Crédit Suisse tienen un nivel de exposición del 11% a los bonos griegos del tesoro, solo por detrás de los británicos (22%), mientras que la exposición de los bancos alemanes, suizos y austriacos en su conjunto es solo del 9%.