El consumo de los hogares franceses resiste mejor que el aparato productivo
Lo más llamativo es la evolución positiva del consumo de los hogares. Como si la crisis no fuera con ellas, en enero las familias francesas incrementaron muy significativamente sus compras de productos manufacturados: en relación a diciembre 2008, el incremento registrado el primer mes del año por el Instituto Nacional de Estadística fue del 1,8%, muy por encima de las previsiones de los expertos mas optimistas, que habían pronosticado un aumento del 0,4%.
Y lo bueno es que este importante incremento del consumo de los hogares no tiene nada que ver con las últimas medidas sociales aprobadas por Sarkozy, tras la “cumbre social” que tuvo lugar el 28 febrero en el Palacio del Elíseo, por más de 2.600 millones de euros (rebaja del impuesto de la renta para mas de 6 millones de familias modestas, ayudas a los hogares con niños escolarizados, etc.), que sólo serán aplicadas y tendrán un efecto práctico los próximos meses.
Lo que sí tuvo ya un impacto significativo fue la reintroducción de las ayudas al cambio de coche (la versión gala del Plan Prever), puesto que, al contrario de lo que ocurre en España y en casi todos los países europeos, los franceses no renuncian a comprar vehículos nuevos: pese a la crisis y a las trabas puestas por los bancos al crédito al consumo, las ventas de coches se incrementaron en Francia un 1,9% en diciembre del 2008 y un 2,8% en enero del 2009.
Es lógico, pues, que Sarkozy y su primer ministro François Fillon mantengan, en contra de los sindicatos y de la oposición, que el gobierno ya ha aprobado las medidas sociales necesarias para hacer frente a la crisis. Medidas además cuyo efecto práctico sólo se verá en los próximos meses: 1.100 millones de euros por la rebaja de los primeros tramos del IR (reintegros previstos en mayo y en setiembre), 760 millones por la “renta de solidaridad activa” (abril y junio); etc.
Así, pese a que los expertos avisan ya de que llegará un momento en que las familias francesas no tendrán mas remedio que seguir la corriente general en Europa, bajando también su ritmo de consumo (principalmente la compra de bienes manufacturados) y contribuyendo con ello a la creciente ralentización del aparato productivo, la gran preocupación de Sarkozy, Fillón y de la ministra de Economía Christine Lagarde es el “parón” de la producción industrial.
El descenso registrado en enero fue del 3,1%, en relación con diciembre del 2008, donde el retroceso de la producción industrial ya había sido del 1,5%. El sector mas afectado es el de los productos manufacturados (sin la energía), cuya producción ha bajado un 4,5% en el primer mes del año. Y tomando como referencia la evolución de los últimos 12 meses, la producción industrial gala sufrió un retroceso del 13,8%, que los expertos califican de “impresionante”.
Así, pese a las medidas aprobadas para relanzar la economía gala, con un coste de 26.000 millones de euros para las arcas públicas (el “paquete social” sólo representa unos 2.600 millones de euros, frente por ejemplo a los 6.900 millones destinados nada más que al sector del automóvil), la Banque de France (BdF) avanza que Francia ha entrado oficialmente en recesión en el primer trimestre, con un retroceso del 0,6%, ya el segundo trimestral consecutivo.
Hace sólo unos días, el gobierno ya tuvo que revisar al alza el impacto de la crisis, previendo para este año un “crecimiento negativo” situado entre el 1% y el 1,5%, pero que según muchos expertos económicos y sobretodo la oposición peca de ser aún muy optimista o poco realista, al contrario de lo que ocurre en Alemania y en Inglaterra, por ejemplo, que con planos de relanzamiento mucho más ambiciosos prevén no obstante deceleraciones mas intensas que la gala.
De cara a la nueva jornada nacional de paro y de manifestaciones marcada para la próxima semana (19 de Marzo), el Partido Socialista (PS) y los grandes sindicatos acusan pues Sarkozy de ocultar aún a la población toda la gravedad de la crisis, que es la misma crítica que hace el PP en España... en contra de Zapatero. “Para hacer frente a la recesión y a los problemas sociales, Sarkozy tendría que poner en cima de la mesa no 26.000 y si 50.000 millones de euros”.
En los propios círculos de la mayoría, ya nadie descarta que más pronto o más tarde Sarkozy tendrá que avanzar con nuevas medidas de relanzamiento, que sean principalmente a favor de las empresas, como hasta ahora, o más dirigidas al consumo a través del incremento del poder de compra, que es lo que los sindicatos reclama a gritos. Simplemente, enfrente tienen a Fillon que, ante el laxismo de Sarkozy, se hace el “guardián” de la ortodoxia presupuestaria.
Tanto es así que, pese a la fuerte revisión al alza del déficit previsto para este año y para el próximo, respectivamente un 5,6% y un 5,2%, el primer ministro francés defiende con uñas y dientes el “pacto de estabilidad”, que según él es lo único que puede impedir que los países europeos cedan a la tentación de volver a los viejos tiempos en que nadie protestaba contra los déficit crónicos. “Las reglas del pacto de estabilidad son de obligado cumplimento”, avisa Fillon.
Es por ello que según el primer ministro galo, Francia se compromete a volver a la “ortodoxia presupuestaria” lo mas pronto posible, o sea a partir ya del 2012, que es cuando prevé situar el déficit por debajo del umbral del 3% fijado por el pacto de estabilidad y crecimiento. Lo que pasa es que el propio Fillon avisa ya que a día de hoy, nadie puede garantizar el éxito de las medidas de relanzamiento ya aprobadas ni tampoco la crisis estará cerrada.
Lo cierto es que Francia alcanzara ya este año un déficit presupuestario record de 104.000 millones de euros, que representa casi el doble del registrado en 2008 (56.000 millones). Además, es posible que las proyecciones oficiales sean demasiado optimistas, y muchos expertos pronostican ya que Sarkozy y Fillon tendrán que proceder a nuevas revisiones a la alza, sobretodo si al final acaban por ceder a la presión de la opinión publica, de los sindicatos y de la oposición.
En lo que el gobierno galo se mantiene muy firme, es que no hará marcha atrás en lo referente a la disminución del gasto público sin impacto significativo en la recuperación económica. Con ello, avisan ya a los sindicatos que la supresión prevista este año de unos 30.000 empleos en la administración publica, no es un tema negociable, al contrario pues de lo que pueda ocurrir mañana con las eventuales medidas sociales de relanzamiento económico.