Alrededor de las 16.45 horas de la tarde de ayer, jueves, un vigilante de la empresa Trablisa que se encontraba realizando una ronda se percató de la presencia de un hombre que se encontraba sentado en uno de los andenes de la estación de metro de Tirso de Molina, en ropa interior.
El hombre se había quitado la ropa, dejándola al pie de uno de los bancos del andén, y se encontraba sentado, a punto de bajar a las vías, cuando el vigilante se percata de la situación y se dirige hacia él.
El vigilante da la voz de alarma para parar la circulación, pues el tren está llegando a la estación, y en un momento dado, a pesar de los intentos del vigilante por retenerle, el hombre consigue bajar a las vías con la clara intención de quitarse la vida, según manifestaba él mismo durante el suceso.
El vigilante intenta convencer al hombre, que se encuentra alterado, para que suba al andén, y finalmente lo consigue, evitando así que se produjera una trágica desgracia. Poco después llegaron Policía y Samur y lo trasladaron a un hospital de la capital.
Pero la historia no acaba aquí. Pasadas un par de horas, el mismo vigilante de la empresa Trablisa que se encuentra en el vestíbulo de la estación (Tirso de Molina, Línea 1) se vuelve a encontrar al mismo hombre, que se había escapado del hospital y volvía, en esta ocasión notablemente más alterado, para cumplir su intento de suicidio frustrado.
El vigilante evitó por segunda vez que el hombre pudiera llevar a cabo sus intenciones, obstaculizándole el acceso a las vías, e intentando tranquilizarle nuevamente hasta que llega la Policía y el Samur y lo trasladan de nuevo al hospital.
Desde aquí queremos agradecer tanto a este vigilante como a todos los profesionales de todos los gremios que en muchas ocasiones van más allá de su trabajo, y que cada día se juegan el tipo por todos nosotros.
Estrella Digital