jueves, abril 25, 2024
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Carlos Ruiz Zafón, ya es un clásico literario al año de su fallecimiento

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El mismo Salón de Ciento del ayuntamiento barcelonés en el que pronunció en 2004 el pregón de las fiestas patronales de la ciudad (Mercè) ha acogido este jueves el acto de homenaje a Ruiz Zafón, en el que han participado su viuda, Mari Carmen Bellver, el presidente del Grupo Planeta, José Creuheras, y la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, así como sus amigos.

En el homenaje han sonado algunas de las composiciones musicales creadas e interpretadas por el propio Ruiz Zafón.

Además, se han proyectado dos piezas audiovisuales: un recorrido por la Barcelona literaria que inmortalizó en sus libros, y una selección de testimonios de algunos de sus lectores, que han deslizado el encargo a la alcaldesa de crear un cementerio de los libros olvidados.

En otro vídeo, Zafón confiesa que «la Barcelona del cementerio de los libros olvidados más que un escenario es un personaje, al que quería darle una personalidad, una atmósfera, y al que quería escribir escenas para que se pudiera lucir».

Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 1964-Los Ángeles EE.UU., 2020) sigue siendo el escritor español más leído en todo el mundo después de Cervantes y sus obras han sido traducidas a más de cincuenta idiomas.

Se dio a conocer en 1993 con «El Príncipe de la niebla», pero la mayor notoriedad le llegó cuando en 2001 publicó «La sombra del viento», primera novela de la saga de «El cementerio de los libros olvidados», que completó en quince años con «El juego del ángel», «El prisionero del cielo» y «El laberinto de los espíritus»

«Nos dejó hace un año, demasiado pronto y demasiado joven. Murió lejos de su ciudad, Barcelona, pero pocos escritores han tenido una relación tan estrecha con su ciudad, una ciudad que supo reinventar e hizo que miles de lectores descubrieran la Barcelona más misteriosa en sus libros», ha dicho la alcaldesa Ada Colau.

La ciudad que Zafón muestra es, según su alcaldesa, «una Barcelona que transita desde los esplendores del modernismo a las oscuridades de la posguerra» y el autor supo construir «una Barcelona literaria a medio camino entre el universo de ficción y la ciudad física y real».

El presidente del Grupo Planeta, José Creuheras, ha subrayado que Zafón consiguió lo difícil, que «haya comunión entre la crítica y las ventas de libros» y ha recordado que «La ciudad de vapor», el libro póstumo publicado el pasado mes de noviembre fue «su último homenaje a Barcelona y a sus lectores».

El periodista Josep Cuní, amigo y conductor del homenaje, ha dicho mirando al cielo: «Ya ves, la sombra de tu presencia es tan alargada como la del viento que te hizo volar».

Ha repasado algunos de los correos electrónicos que se intercambiaron, algunos «con comentarios indignados de la actualidad catalana y española desde la América caliguliana de Donald Trump, como a él le gustaba decir».

Eduardo Mendoza, otro de los escritores fetiche de la Barcelona literaria, ha apuntado que enseguida conectaron por intereses comunes: «Mezcla de clásicos castellanos, los programas de televisión americanos, la experiencia de Hollywood y más tarde coincidimos en Londres, casi puerta con puerta, donde sentía que podía ser él mismo, que se podía expresar de manera espontánea, y donde nació una amistad de veraneo que acabó prematuramente».

Su editor en Planeta, Emili Rosales, ha apuntado notas personales, que se sumaban al contacto profesional: «Le gustaba escuchar música, era admirador de John Williams, a quien tuvo la suerte de conocer personalmente, le gustaba la arquitectura, los libros sobre ciudades, leía historia, era un gran conversador, un imitador irreverente, y además se identificaba con un cocodrilo del zoo de LA.».

Dos de los periodistas que más prematuramente creyeron en Zafón y su obra, Sergio Vila-Sanjuán y Sergi Doria, han continuado con los elogios.

Vila-Sanjuán ha destacado que el escritor abrumado, que en 2003 le sorprendió el éxito de «La sombra del viento» en la feria del libro de Fráncfort, convivía con el autor que «reivindicó la Barcelona cosmopolita y abierta y que no sabía que su relato de Barcelona se convertiría en inmortal».

Para Sergi Doria, Zafón escribió «un juego entre lo romántico de Dickens y lo tenebroso de Stephen King».

La agente literaria del malogrado escritor, Antonia Kerrigan, que se considera entre «los huérfanos de Carlos», ha querido lanzar un mensaje optimista: «No todo está perdido y sus libros se deben leer y releer, y además se convertirán en clásicos».

El acto ha concluido con unas palabras de agradecimiento de su viuda al Ayuntamiento y a Planeta, a la comunidad literaria y a sus lectores, muchos de ellos partícipes en el chat de la página de YouTube a través de la cual se ha retransmitido en directo el acto, comentarios y saludos «zafonianos» desde Brasil a México, de Argentina a Italia, de Polonia a Costa Rica, de Ecuador a Ucrania o Puerto Rico, que ilustran la dimensión internacional que adquirió Ruiz Zafón. EFE

M.M.

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