Qué hacer con los libros una vez leídos: donar, vender o conservar
Acumular libros puede parecer romántico, pero cuando el espacio escasea, surge la pregunta: ¿qué hacemos con ellos? Analizamos las mejores opciones para darles una segunda vida útil y responsable

Leer un libro puede ser una experiencia transformadora, pero una vez finalizado, muchos terminan olvidados en una estantería. Con el tiempo, la acumulación de ejemplares puede suponer un problema logístico y hasta emocional. ¿Deshacerse de ellos? Para muchos, la idea parece casi una traición. Pero existen formas responsables y hasta gratificantes de gestionar nuestra biblioteca personal.
Donarlos es una de las opciones más recomendables. Bibliotecas públicas, asociaciones culturales, hospitales, centros penitenciarios o fundaciones sociales suelen recibir libros en buen estado para fomentar la lectura entre colectivos vulnerables. También existen iniciativas como Libros Libres o BookCrossing, donde los libros se “liberan” para que otros los encuentren y disfruten.
Otra alternativa es venderlos. Plataformas como Wallapop, Iberlibro, Todocolección o incluso Amazon permiten recuperar parte de la inversión inicial. Esto resulta útil para ediciones de tapa dura, libros descatalogados o ejemplares en perfecto estado. Algunos lectores también acuden a librerías de segunda mano, que compran lotes o intercambian por crédito.
Para quienes no quieren desprenderse pero sí liberar espacio, existe la opción de digitalizar sus libros o guardarlos en cajas adecuadas para conservación, como las de cartón libre de ácido. Eso sí, conviene evitar trasteros húmedos o sótanos con riesgo de deterioro.
También está el aspecto sentimental. Algunos títulos nos acompañan en momentos clave de la vida y se convierten en objetos con valor emocional. Para estos, lo ideal es crear una estantería de “libros que me marcaron” o integrarlos en la decoración como parte de la historia personal del lector.
Gestionar nuestros libros no implica necesariamente perderlos. Al contrario, puede ser la oportunidad de compartir cultura, recuperar espacio y redescubrir nuestro vínculo con la lectura. Una decisión que, bien tomada, suma tanto a nuestra vida como a la de otros.