España y Brasil lideran una ofensiva para que los ricos paguen más impuestos

En un contexto global marcado por una creciente concentración de la riqueza, España y Brasil han dado un paso al frente para intentar revertir la tendencia. Ambos países han presentado una propuesta conjunta en la Conferencia sobre Financiación para el Desarrollo, que se está celebrando en Sevilla, que busca impulsar a nivel internacional una mayor tributación de los grandes patrimonios.
La iniciativa responde a una realidad innegable, el 1% más rico del planeta concentra más riqueza que el 95% restante. Este abismo económico, aseguran los promotores, no solo amenaza la cohesión social, sino que también limita la capacidad de los Estados para responder a las necesidades básicas de sus poblaciones.
Jesús Gascón, secretario de Estado de Hacienda de España, fue claro durante su intervención: “La desigualdad es un fenómeno global. Mientras los más ricos aprovechan vacíos legales y estructuras opacas para pagar menos, la clase media y los hogares más modestos cargan con el peso del sostenimiento público”.
La propuesta no plantea una armonización fiscal obligatoria entre países, sino un enfoque colaborativo basado en el intercambio de información y buenas prácticas. El objetivo es reforzar la transparencia, detectar lagunas legales y construir una base de datos sólida sobre la riqueza global y su distribución real.

Entre las medidas planteadas se incluyen el fortalecimiento de las capacidades estadísticas y fiscales de los países, el desarrollo de protocolos comunes de revisión y la posible creación, a largo plazo, de un registro internacional de activos. También se contempla la formación de funcionarios tributarios y el uso de tecnologías avanzadas para rastrear el patrimonio oculto.
“Necesitamos conocer mejor quién posee qué y dónde. Solo así podremos diseñar políticas tributarias eficaces y ajustadas a la realidad actual”, afirmaba José Gilberto Scandiucci, representante brasileño en la ONU.
La propuesta se enmarca dentro de la llamada Plataforma de Acción de Sevilla, y tiene como uno de sus referentes el reciente acuerdo del G20 en Río de Janeiro, que por primera vez abrió la puerta a una cooperación efectiva sobre fiscalidad de grandes fortunas.
El plan de acción prevé un calendario de trabajo de tres meses para definir los primeros pasos concretos. Además, se celebrarán reuniones periódicas, al menos una vez al año, entre los países participantes, con el fin de evaluar avances, ajustar estrategias y sumar nuevas adhesiones, tanto de gobiernos como de organizaciones internacionales y de la sociedad civil.
“No se trata de imponer, sino de construir juntos caminos hacia una mayor justicia fiscal”, Subrayaba Gascón. Scandiucci, por su parte, cerraba su intervención con una frase que resume el espíritu de la propuesta: “Estamos ante una iniciativa moderada, pero necesaria, frente a una desigualdad que se ha vuelto radical”.