"Silencio, estamos en familia"
Tengo muchos amigos en Cataluña, incluso familia, amen de un buen número de amigos catalanes que viven en Madrid. Hago este preámbulo porque me impresiona algo que vengo escuchándoles con insistencia en los últimos meses: su renuncia a hablar de política en reuniones de familia o con algunos amigos.
Se pueden imaginar el porqué. En muchas familias hay miembros decididamente partidarios de la independencia de Cataluña, otros que dudan pero aún así están convencidos de que desde el resto de España se les está esquilmando, los de más alla votarían "no" a la independencia pero defienden el mal llamado derecho a decidir, y frente a todos estos están quienes defienden que estamos mejor juntos que separados. Lo mismo sucede entre grupos de amigos de toda la vida. De ahí que en muchas familias la política haya dejado de ser un asunto que comentar o sobre el que debatir. Tal es el grado de enfrentamiento que provoca el invento nacionalista del "derecho a decidir". Es decir, renuncian a hablar, renuncian a expresarse libremente por miedo a que esas discusiones deriven en una brecha que luego sea difícil de superar.
Hace unos días un amigo de Lerida me comentaba que había dejado de hablar con su hermano sobre lo que pasa en Cataluña porque sus puntos de vista divergentes les estaba llevando a un enfrentamiento tal que le preocupaba. De manera que ambos, sin ponerse de acuerdo, esquivaban el tema de lo que está pasando en Cataluña.
Los ciudadanos, que nos tomamos las cosas más en serio que muchos políticos, quedamos divididos en partes a veces difícil de reconciliar.
No sé a ustedes, pero a mí me parece terrible que algo así pueda suceder. Me recuerda a lo que sucedía años atrás en el País Vasco, en que las familias evitaban esas discusiones para no llegar a enfrentamientos irreversibles. Lo mismo sucedía entre los amigos. La consigna era que de lo que no se habla no provoca discusión y por tanto podían hacer como si no pasará nada. Pero pasaba, claro que pasaba. Como ahora pasa en Cataluña en que la frivolidad e irresponsabilidad de Artur Mas y sus socios de Esquerra están provocando una quiebra en la sociedad catalana y no solo con respecto al resto de España.
Lo peor es que los políticos son capaces de ponerse de acuerdo en una noche y donde dicen digo decir Diego sin que se les mueva un pelo, pero los ciudadanos, que nos tomamos las cosas más en serio que muchos políticos, quedamos divididos en partes a veces difícil de reconciliar.
Pienso que Artur Mas y CiU actuarán en todo momento dentro del marco de la ley y que por tanto saben que ese referéndum que proponen no se puede celebrar, pero mientras tanto están sembrando en la sociedad catalana la creencia de que sí puede celebrarse y sobre todo de que tienen derecho a decidir sobre algo que nos compete a todos y no solo a ellos. Y de esa siembra lo único que puede nacer es frustración y rabia lo que que es peor ahondar mucho más en la brecha que ya existe en la propia sociedad catalana y además en la otra brecha, la que los nacionalistas han fabricado con respecto al resto de España.
Pero ya digo que me parece dramático que a éstas alturas de nuestra democracia en las reuniones familiares o de amigos se imponga la ley del silencio para evitar enfrentamientos que pueden ser irreversibles.
Julia Navarro