La lacerante realidad
Con ser grave, el dato de destrucción de empleo no traslada en toda su extensión el drama que están viviendo decenas de miles de personas de nuestro país. Como en todo, la verdad, la descarnada verdad, está en los detalles.
El 40% de los parados lleva sin encontrar empleo más de dos años y 2,3 millones han agotado la prestación de desempleo contributiva. Casi 700.000 hogares carecen de cualquier tipo de ingresos y 1,8 millones tienen a todos sus miembros en el paro. Y esas son personas con nombres y apellidos. Personas a quienes les cuesta poner un plato de comida en la mesa. Personas para quienes la calefacción es un lujo del pasado. Personas para quienes la recuperación pregonada es un sarcasmo hiriente.
El 40% de los parados lleva sin encontrar empleo más de dos años
La reforma laboral se nos vendió como un nuevo bálsamo de Fierabrás, que se ha convertido en cicuta a la vista de sus efectos: en 2013 la economía ha caído alrededor de un 1,2% y el empleo, más del doble. Más del doble. Eso sí que es flexibilidad.
Aun así, lanzan las campanas al vuelo y tratan de convencernos de que la reforma está funcionando muy bien y que las cosas van mejor y que en el cuarto trimestre del año ha bajado el número de parados en 8.400 personas. El dato es cierto, la interpretación no. En primer lugar, porque la población activa, por primera vez en nuestra historia, está bajando. Exactamente, desde hace dos años. Y de forma acelerada: 158.800 personas en 2012, casi 268.000 personas el año pasado. Se contrae la economía, se encoge el país.
Y eso es así porque está cundiendo la resignación, mucha gente ha abandonado la búsqueda de empleo y mucha otra está emigrando en busca de un presente y un futuro que nuestro país les niega. Gente que acudió a España en época de bonanza y a que ahora regresa a su país de origen, sí. Pero también gente, mucha gente, joven, formada, con capacidad de crear, emprender e innovar y que aquí no puede hacerlo, pues se encuentra cerradas las puertas de acceso al mercado laboral y al crédito. Las únicas puertas que les ha abierto la reforma laboral son las de salida de España. Se hunde el presente, se fuga el futuro.
Pero hay un segundo efecto más grave de la reforma laboral. Dinamitar las relaciones laborales y dejar en manos empresariales la fijación unilateral de las condiciones de trabajo dispara la precariedad y el recorte salarial. Que el 94% de los contratos firmados en diciembre fueran temporales, que el 42% tuviera una duración inferior a un mes y una cuarta parte de estos, siete días o menos, son prueba de ello. Mientras tanto, los sueldos de los directivos aumentaron un 7%, frente a la caída de un 4% de las retribuciones de los mandos intermedios.
2 de cada 3 españoles en riesgo de pobreza no consigue salir de ella ni aun firmando un contrato
La clase media está desapareciendo en España, la pobreza se extiende y ni lograr un trabajo es garantía para salir de ella como ha puesto de manifiesto la Comisión Europea: 2 de cada 3 españoles en riesgo de pobreza no consigue salir de ella ni aun firmando un contrato. Y esto se comprende al instante con ofertas laborales como las que han circulado estos días en las que se exige a los aspirantes trabajar dos meses, sí, dos meses, sin cobrar. Y todo ello para que, superado ese período, quizás te llamen para cubrir algún fin de semana. Quizás.
Esa es la realidad de nuestro país: sin empleo, sin consumo, sin crédito. Eso sí, con creciente restricción de derechos y libertades, con más precariedad, más austeridad y una segunda vuelta de tuerca de la reforma laboral en perspectiva tal y como recomienda Rehn y aplaude el Gobierno. Es decir, con empecinamiento en políticas que han recortado nuestra calidad de vida y que nos condenan a arrastrarnos largos años por el fondo del pozo. ¿Es ese el futuro al que aspira el Gobierno para nuestro país?
P.D. No sé si habrán fijado ustedes en que últimamente la marcha del sector exterior ha desaparecido del discurso oficial. Quizás se deba a que el último dato conocido, el de noviembre, que revela una caída de las exportaciones, cuestiona todo lo que nos han venido vendiendo sobre las bondades de la austeridad y la devaluación interna para mejorar la competitividad exterior. Se impone un giro de 180 grados y las elecciones europeas son la oportunidad para empezar a darlo.
José Blanco