La conferencia sobre Siria: legitimidad y responsabilidad
La guerra civil en Siria es una de las guerras más espantosas de los últimos años. Aunque sea una guerra civil en su origen es un conflicto donde intervienen muchos actores externos. Rusia, Irán y la milicia libanesa de Hezbolá apoyan a Bachar El Asad, el actual gobernante. El Ejército Libre Sirio y grupos yihadistas de diversa procedencia, como el Frente Al Nusra y el Estado Islámico de Irak y el Levante, son parte de la oposición a su régimen. También Turquía y Arabia Saudí apoyan a la oposición. El conflicto ya ha provocado en torno a 130.000 muertos. El ACNUR –la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados- reclama grandes cantidades de dinero para los cientos de miles de desgraciados refugiados y desplazados internos de la guerra. Recientemente se han constatado muertes por hambre entre los civiles atrapados por el conflicto en campos de refugiados. La oposición islámica comete ejecuciones sumarias de prisioneros. Es una catástrofe humanitaria de grandes dimensiones como certifican las noticias del Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
El Asad ha continuado dirigiendo la guerra con usos ilegales de las armas y atacando a objetivos civiles indiscriminadamente
Esta semana se inicia la conferencia internacional de pacificación “Ginebra 2” a instancias del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon con la dirección del mediador internacional de la Liga Árabe, Lajdar Brahimi. En la Conferencia de “Ginebra 1” se acordó que se crearía un ejecutivo para una transición que debería acabar en unas elecciones. En “Ginebra 2” participarán las propias Naciones Unidas, los Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China, la Unión Europea, Rusia, Siria, Arabia Saudí, Turquía, la Coalición Nacional Siria –el principal grupo de oposición reconocido- y debería estar también Irán. El objetivo de la conferencia es acabar con la guerra poniendo de acuerdo a las partes contendientes y acordar una transición pacífica hacia un régimen pluralista. Difícil objetivo el de esta conferencia, por decir lo menos.
Es del todo lógico que el actual gobierno sirio participe en la conferencia de Ginebra pero dentro de los parámetros de la solución política para el fin de la guerra no debería pasarse por alto, junto al fin de las hostilidades, la responsabilidad por los crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos hasta ahora durante el conflicto. En este sentido, como mínimo debería crearse una comisión de investigación para determinar la responsabilidad a estos efectos como parte de los acuerdos, o implicar a la Corte Penal Internacional, evitando que los crímenes más graves formen parte de una amnistía. El tema del desarme químico, organizado por la flamante premio nobel de la paz, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), parece que ha servido de cortina de humo para la política de El Asad, que ha continuado dirigiendo la guerra con usos ilegales de las armas y atacando a objetivos civiles indiscriminadamente. Mucho nos tememos que, cualquiera que sea el resultado, en el desarrollo de la Conferencia pesarán más lo argumentos en favor de la legitimidad de El Asad como interlocutor de Siria como baluarte de contención de los movimientos yihadistas que los planteamientos para exigir cualquier tipo de responsabilidad por las atrocidades cometidas.
Los kurdos ya han advertido de que no habrá paz en Siria sin su contribución, basada en una solución federal
Las noticias también dan cuenta del contacto de los servicios de inteligencia de Reino Unido, Francia, Alemania y también España, con los correspondientes agentes de seguridad de Siria, en torno a la información sobre islamistas radicales, lo que ha llevado a anunciar una vuelta a posiciones de realismo político respecto a El Asad por parte de los países occidentales, preocupados por el avance de las posiciones de Al Qaeda y de otras organizaciones militares islámicas en esta guerra. Cabe plantearse incluso si, de algún modo, la ausencia de los grupos yihadistas de la Conferencia es una mala noticia porque falsea el equilibrio de representatividad de los contendientes en su seno. Pero no está claro que los dirigentes de estas organizaciones tan radicales, que no han sido invitados, deseen participar en una conferencia de este tipo. Tampoco han sido invitados directamente los kurdos y estos ya han avisado de que no habrá paz en Siria sin su contribución, basada en proponer una solución federal. En definitiva, se corre el riesgo de que en la Conferencia, después de estar bastante asegurado el tema del desarme químico, no se alcancen acuerdos para llegar a una transición pacífica en la que la oposición, en su gran mayoría, no quiere conceder ningún papel a El Asad.