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Fútbol sin fronteras

Al fútbol se le acumulan los problemas. El enorme negocio de la pelota revienta sus costuras por los excesos en fichajes y unas finanzas dependientes en más de un 40% de los derechos de televisión, con un aumento constante los últimos años. Una sentencia del Tribunal Europeo de Justicia vuelve a poner en cuestión el cerrojo a los derechos de retransmisión por países e insiste en defender un mercado único para el fútbol europeo al que hasta ahora se han negado clubes y televisiones. La UEFA ya se ha apresurado a afirmar que no cambiará la forma de vender los derechos. Pero el impacto de la sentencia y la defensa del mercado único de contenidos por la Comisión Europea pueden acelerar los cambios mientras en España las radios se niegan a pagar por los carruseles deportivos y los clubes negocian un cambio en el sistema de venta y reparto de derechos.

Karen Murphy es la dueña del pub británico que se rebeló contra la televisión de pago BSyB y compró una tarjeta para su descodificador de una televisión griega. La justicia británica la multó con 8.000 libras y su recurso ante el tribunal europeo acaba permitiendo a los espectadores privados ver el fútbol en televisión sin exclusividad territorial y rechaza el abuso de considerar el juego una creación con derechos de propiedad intelectual.

Para establecimientos como bares y pubs la sentencia no cambia mucho porque reserva la comunicación pública de elementos como los himnos y vídeos promocionales que forman parte de las retransmisiones. Pero si los ciudadanos quieren ver fútbol con descodificadores europeos, ahora están protegidos.

El fútbol, como otros contenidos audiovisuales, está obligado a cambiar su sistema de licencias para adaptarse a un mercado único blindado por los intereses de los grandes dueños de derechos, que rentabilizan su negocio en cada país con diferentes precios y condiciones. La sentencia considera que clubes y televisiones tienen suficientes herramientas para defender su negocio sin recortar derechos de los consumidores.

La hora del consumidor y del acceso a los contenidos en toda Europa gracias a la digitalización se acerca. Cada país tiene sus particularidades y contenidos propios, pero nadie debería tener el privilegio de frenar el acceso legal de los usuarios a los contenidos. Más Europa debe tener ventajas para todos, no sólo para los dueños de los derechos.


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Juan Varela

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