El topo
Tengo que reconocer que siempre me han caído simpáticos estos animalillos de vida subterránea, los topos. Antes, cuando éramos más cafres, los perseguían a palos o con veneno, porque arruinaban cosechas. En Castilla y León los bichos estos organizaron hace unos años la mundial, en forma de plaga. Parece que hay otra plaga ahora en la Comunidad Valenciana. Resulta, dicen, cuentan, que se han zampado todo un lote de “arreglo de cocido”, chorizo de cantimpalos, chocolate y hasta una ñora.
La Generalitat Valenciana ha respondido al escándalo de las facturas de su secretaria Autonómica de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales de Presidencia de la Generalitat señalando al topo. Un topo, que debe habitar en el Palau de Alberto Fabra, posiblemente en la cercanía de la despensa del president y su secretaria autonómica; o quizás en las cercanías de los hoteles donde esta se alojó saltándose los límites de austeridad que había impuesto su propio jefe.
Los gastos en hotel, la contratación de un coach y un cocinero demuestran la poca idoneidad de Pastor para el cargo
Es una costumbre muy habitual en los políticos contemporáneos, esa de, cuando se señala la luna, quedarse mirando el dedo. Igual los gastos en hotel, la incapacidad de expresarse en público, la contratación de un coach y un cocinero (en calidad de asesor político) para Alberto Fabra no hacen sino demostrar la poca idoneidad de Esther Pastor para un cargo de enorme responsabilidad política.
Hay veces que hasta dan ganas de ser demagogo. Sin duda, en pleno drama de recortes sociales, con empresas hundidas por impagos de la Administración autonómica, con graves problemas de financiación, la Generalitat necesitaba comprar en pleno mes de agosto una ñora. O arreglo de cocido, o chorizo de cantimpalos. Una irresponsabilidad cometida por alguien de enorme responsabilidad política.
La Generalitat ha emitido un comunicado ratificando la fidelidad de las facturas y asegurando que Esther Pastor actuó “en el ejercicio de sus funciones” y no “con fines personales”.
El departamento de Fabra ha puesto en marcha una investigación para cazar a lo que ya llaman el "el topo"
Uno, que ha visto todas las facturas, tiene bastante claro qué fin tenían los 150 gramos de longaniza fresca, la bolsa de patatas Duso o el yogourt griego que encargaba y pagaba la Generalitat casi cada semana.
El departamento de prensa de Fabra no deja de amenazar con un palo a los animalillos peludos y subterráneos: están muy preocupados por la “infidelidad en la custodia de documentos” y han puesto en marcha una investigación para cazar a lo que ya llaman “el topo”.
Si el agente Smiley viera a estos cazadores de topos de pacotilla… Total, solo se ha comido una ñora. Esto sí que es un “ñoragate”, como dicen los sabios del twitter.
Joaquín Vidal