Chorizos de Burgos
Cuando el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, presentó hace días la nueva normativa de clasificación de las distintas variedades del jamón, pasaron sólo minutos para que en las redes sociales aflorase la pregunta sobre cuándo se preocuparía el Gobierno de identificar a los chorizos. Podríamos creer que no hace falta por ser sobradamente conocidos, pero deberíamos tenerlos más controlados. Aunque si, como al jamón, hubiera que ponerles etiquetas de colores, la gama de los Pantone se nos antojaría muy escasa.
Entre los chorizos más famosos están los de Cantimpalos, localidad segoviana sobre la que planeó la idea de construir un aeropuerto en julio de 2007, cuando sus promotores se reunieron con Inés Escudero Herrero, recién elegida alcaldesa del PP tras los comicios de mayo y reelegida en las municipales de 2011.
En Burgos lo más famoso es la morcilla. Los chorizos se les han indigestado a los vecinos de El Gamonal y les causan sarpullidos por el atracón que llevan años dándose
El aeropuerto de Cantimpalos dio pie a muchas polémicas y caceroladas de protesta y finalmente no ha sido construido. Pero quién sabe si alguien podría resucitarlo, pese a ser un misterio para qué puede servir en una localidad a veinte kilómetros de Segovia (con AVE), con apenas 1.500 habitantes y pese a la oposición de los cantimpalenses y de 21 ayuntamientos de los alrededores.
Mejor así, desde luego, y no como en Castellón, que tiene “el aeropuerto del abuelito”, como lo llamó Carlos Fabra (PP), entonces presidente de la Diputación, al enseñárselo a una nieta. En Castellón, el chorizo más popular (dicho sea sin segundas) se come con migas y el más grande del mundo (al menos el más largo, según el libro Guiness) era de Valencia. Lo fue hasta el año 2007. Ahora lo es un chorizo colombiano, pero el actual presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, no está compungido por haber perdido este récord. Le preocuparán más, digo yo, las exclusivas de Estrella Digital sobre los gastos de su más estrecha colaboradora, Esther Pastor.
Por cierto, pese a la coincidencia de apellidos, Alberto Fabra no es pariente de Carlos Fabra, procesado por tráfico de influencias y condenado a cuatro años de cárcel por defraudar 700.000 euros a Hacienda.
Como en Cantimpalos, también ha sido proyectado un aeropuerto en El Álamo (Madrid). Y tan inútil como el de Castellón es el de Corbera (Murcia). En todos estos lugares gobiernan políticos del PP. En El Álamo lo justificaron por la llegada de los Juegos Olímpicos y Eurovegas. Se ve que los populares tienen tendencia a los fiascos. De altos vuelos, eso sí.
El alcalde de Burgos, Javier Lacalle (PP), insinúa que los manifestantes son comandos antisistema y violentos “perroflautas” venidos de otros lugares para acabar con el Estado de Derecho
Chorizos de gran fama son los de León, cuyo alcalde, Emilio Gutiérrez (PP), pretende remodelar la plaza del Grano, rincón típico del casco histórico donde las obras están siendo contestadas por los colectivos vecinales y Ecologistas en Acción. En León, la presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco, es la política del PP mejor pagada de España, merced a los sueldos y dietas de su docena larga de cargos. Aunque parece que no la llegaban para pagarse un tratamiento de belleza y en abril de 2011 se hizo uno con cargo al erario público. Hizo mal; salta a la vista. Pero debe de ser tradición, ya que otro alcalde leonés hasta 2007, Mario Amilivia, fue apodado “el alcalde de la gomina” porque cargaba al Ayuntamiento sus gastos en brillantina, además de sus compras de vaselina (ignoro para qué la usaba), así como para limosnas, fotos, puros o bombones.
En esta breve exégesis de la chorizada nacional llegamos a Burgos. Al igual que León, Burgos lleva días con protestas ciudadanas por unas obras. Protestas que han sido aprovechadas por el alcalde, Javier Lacalle (PP), para insinuar que los manifestantes son comandos antisistema y violentos “perroflautas” venidos de las acampadas de la Puerta del Sol madrileña y otros lugares “de perdición” para armar la marimorena y acabar con el Estado de Derecho.
En Castellón, el chorizo más popular (dicho sea sin segundas) se come con migas y el más grande del mundo (al menos el más largo, según el libro Guiness) era de Valencia
En estas obras tiene intereses el constructor Antonio Miguel Méndez Pozo, condenado por corrupción en 1992 a siete años de cárcel por el “caso de la Construcción”; amigo íntimo del ex presidente José María Aznar y del entonces alcalde José María Peña, también del PP e igualmente condenado a doce años de inhabilitación por dicho caso. Méndez Pozo es el dueño de El Diario de Burgos y socio del empresario José Luis Ulibarri –imputado en la trama Gürtel– en la Radiotelevisión de Castilla y León, empresa privada que financia con dinero público el Gobierno autonómico que preside Juan Vicente Herrera (del PP, claro).
Antonio Miguel Méndez Pozo es el dueño del aparcamiento que se pretende construir en la calle Vitoria del barrio de El Gamonal, que quiere convertir en bulevar.
En Burgos, lo más famoso es la morcilla. Los chorizos se les han indigestado a los vecinos de El Gamonal y les causan sarpullidos por el atracón que llevan años dándose. Así que han decidido darle morcilla a su alcalde y a todos los que quieren ponerles patas arriba su barrio y someterse a un tratamiento con gamones, las plantas liliáceas que se crían en los gamonales y se emplean para combatir enfermedades cutáneas.
Carlos Matías