viernes, mayo 3, 2024
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Las previsiones de empleo de Zapatero

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El presidente Zapatero ha tenido este jueves uno de esos arranques de profeta que con tanta frecuencia viene aplicando a la hora de hablar de lo que va a suceder en la economía del futuro. Parece que no escarmienta: en los últimos dos años, ninguna de sus previsiones ha tenido la más mínima puntería, errando en ocasiones tanto el tiro como en aquella célebre aseveración según la cual España sería el paraíso del pleno empleo en el año 2009. No le quitaremos de antemano el placer de equivocarse, pero el rumbo de las cosas no parece que se encamine precisamente hacia esos derroteros.

El presidente ha vuelto a lanzarse a la piscina de los pronósticos y ahora le pone, dentro del año 2009, incluso fechas, entre marzo y abril, al resurgimiento del empleo, incluso en niveles «muy estimables» de intensidad. No está muy seguro del acertijo como para diagnosticar con mayor precisión pero, a falta de fechas concretas y de cifras más precisas, el pronóstico se da de bruces con el que ha esgrimido en las últimas semanas el titular de Trabajo e Inmigración y con los presagios del decaído Solbes. Ambos han hablado de empeoramiento del mercado de trabajo durante todo el año 2009 e incluso han cuantificado el problema por encima de los tres millones. Se les suponía optimistas, porque hay expertos que consideran que vamos hacia los 4 millones. Todo esto es un juego de macabros acertijos, que bien estaría dejar de lado para no marear ni burlarse de la gente. Pero lo que menos se le podría pedir al Gobierno es que predique sus verdades con coherencia. No puede ser que los ministros de Economía y de Trabajo digan una cosa y, sobre la misma materia, el presidente se descuelgue con otra diametralmente diferente.

¿Hay base para creer a Zapatero y sus optimistas pronósticos en materia de empleo? Bien es verdad que predicar el pesimismo, como dice el propio Zapatero emulando a Clinton, no crea empleo. Pero entrar de lleno en el mundo del ilusionismo carece de utilidad. No digamos de realismo.

Un somero repaso a las expectativas de empleo del año próximo habría de partir de un hecho fácil de constatar: la mayor parte de los sectores industriales (construcción aparte) está trabajando al día de hoy a un ritmo entre un 25% y un 35% por debajo del de hace un año, problema que no sólo afecta al automóvil sino al conjunto del sector industrial, como bien atestiguan las estadísticas oficiales. Ese menor nivel de actividad ha hecho mella ya en el empleo, pero lo hará más durante el año 2009, cuando las empresas lleguen al final de su capacidad de aguante y las cuentas de resultados empiecen a resquebrajarse. En el caso particular de la construcción, el ritmo de obras está decayendo todavía y así seguirá algunos meses más ya que hay que finalizar (cuando se puede) las obras en marcha. Pero en una hipótesis no muy descabellada es posible estimar que en el año 2009 la construcción residencial esté levantando la mitad de los edificios que en el año 2008. No resulta muy difícil estimar el impacto que ello tiene en el empleo y el que irá teniendo a medida que avancen los meses.

Hablando de otros sectores, el de servicios se nutre básicamente de la capacidad de consumo de los españoles que tienen empleo y todo parece indicar que a partir de enero el sector comercial va a arrojar al paro a un buen porcentaje de su población ocupada, no menos del 10%. Queda el turismo, sobre el que se manejan hipótesis menos pesimistas pero se trata de un sector para el que ni los más optimistas creen que se podrán repetir las cifras de actividad de la anterior campaña. Es decir, se puede estimar en una hipótesis muy conservadora que el sector va a perder no más allá del 5% de su actividad y su nivel de empleo, lo cual sería ciertamente un éxito rotundo.

Con esta panorama, ¿cree el señor Zapatero que con las obras públicas que va a intensificar con una buena riada de millones procedentes de las arcas del Estado se van a compensar los efectos negativos de los demás sectores? Más aún, ¿hay base real para estimar que el empleo va a aumentar de forma «muy estimable» sólo haciendo carreteras? Hay razones de peso para dudarlo. En abril lo veremos.

Primo González

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