En un giro político significativo, el Partido Popular (PP) ha decidido no conceder ninguna posición en la Mesa del Congreso a Vox, la tercera fuerza parlamentaria del país. A pesar de las peticiones de Vox, el PP logró consolidar su presencia asegurando dos Vicepresidencias y dos Secretarías.
La formación liderada por Santiago Abascal había solicitado mantener la Vicepresidencia que ostentaban en la pasada legislatura, respaldados por sus 52 diputados. Esta demanda no fue atendida, lo que llevó a Vox a no dar su apoyo a la candidata del PP, Cuca Gamarra, para la presidencia del Congreso.
En respuesta a la maniobra del PP, Vox optó por apoyar a su propio representante, Ignacio Gil Lázaro, tanto para la Presidencia como para la Vicepresidencia. Fuentes de Vox manifiestan su descontento, recordando que esta es la segunda ocasión en la historia democrática del país donde la tercera fuerza parlamentaria no tiene representación en dicha Mesa.
La decisión del PP parece haber sido influenciada por alianzas previas, particularmente los acuerdos entre el PSOE, ERC y Junts, que garantizaban que la candidata socialista, Francina Armengol, obtuviera la Presidencia del Congreso.
Santiago Abascal, líder de Vox, enfatizó anteriormente que su partido, representando a tres millones de españoles, merecía un lugar en la Mesa del Congreso. Sin embargo, Alberto Núñez Feijóo, ya había buscado las intenciones de su partido de mayor representación, incluso revelando candidatos potenciales.
Finalmente, los 33 diputados de Vox mostraron su solidaridad con Ignacio Gil Lázaro, respaldándolo en las votaciones tanto para la Presidencia como para las Vicepresidencias. La situación subraya las tensiones y la dinámica cambiante entre dos de las principales fuerzas conservadoras de España.