La Asamblea Nacional Catalana (ANC) prepara para la Diada del 11 de septiembre de este año una manifestación desafiando la pandemia para recuperar la presencia en la calle, mermada por la pandemia y por el desconcierto en las bases independentistas ante la ausencia de una hoja de ruta unitaria.
A diferencia del año pasado, en pleno impacto de la covid, cuando se celebró una movilización estática y descentralizada en 131 puntos del territorio frente a sedes de organismos del Estado, la ANC plantea para el próximo sábado una «manifestación de toda la vida», aunque sin las ‘performances’ habituales de otros años.
Bajo el lema «Luchemos y ganemos la independencia», la manifestación saldrá de la plaza Urquinaona de Barcelona a las 17.14 horas, bajará por la Vía Laietana -donde está situada la Jefatura Superior de Policía- hasta el paseo de Isabel II y girará hasta la avenida Marquès de l’Argentera hasta la Estación de Francia, donde estará situado el escenario.
Inicialmente, la ANC tenía previsto culminar la manifestación en el parque de la Ciutadella, en cuyo interior está el Parlament, pero tras reunirse con las autoridades sanitarias decidió ubicar el escenario frente a la Estación de Francia, en un espacio más amplio, para esponjar la concentración de personas que acudan a la cita.
En la última Diada prepandémica, en 2019, la ANC consiguió reunir a unas 600.000 personas en la manifestación, la cifra más baja de asistencia registrada desde el año 2012.
Esta aparente desmovilización contrasta con el resultado obtenido por el independentismo el 14F: un 52 % de votos, el porcentaje más alto de la historia, aunque con una participación de solo el 51,3 %.
De aquellas elecciones surgió un Parlament con una amplia mayoría independentista de 74 escaños -33 de ERC, 32 de JxCat y 9 de la CUP- que aupó a Pere Aragonès a la presidencia de la Generalitat, devolviendo así el cargo a un político de Esquerra por primera vez desde la II República.
Pero el camino hacia el acuerdo de gobierno fue tortuoso, con una investidura frustrada de por medio y con numerosos desencuentros entre ERC y JxCat, que impidieron un entendimiento rápido.
Los dos socios del Govern han protagonizado numerosas peleas desde el convulso otoño de 2017, lo que ha generado desconcierto entre las bases del movimiento y ha impedido recomponer la unidad estratégica del independentismo.
Para tratar de ponerle remedio, en el acuerdo que hizo president a Aragonès, los dos partidos pactaron crear un «espacio de coordinación, consenso y dirección estratégica» integrado por ERC, JxCat, la CUP, la ANC y Òmnium.
Además de la frágil unidad entre los dos principales partidos independentistas, la Diada de 2021 vendrá marcada por la reunión de la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat, que está previsto que se celebre la semana posterior al 11 de septiembre.
ERC y JxCat también encaran de manera distinta esta reunión.
Los republicanos quieren explorar a fondo las posibilidades de negociación, erigirse en «campeones» del diálogo y forzar al Gobierno a pactar una amnistía y un referéndum de autodeterminación.
En cambio, Junts mantiene una posición mucho más escéptica, basada en la premisa de una «confrontación inteligente» con el Estado, sin esperar dos años para evaluar los resultados de la mesa, un plazo que acordaron ERC y la CUP.
La ANC va un paso más allá en su escepticismo: no solo no cree en la mesa sino que alerta de que puede servir para dar una «falsa imagen de normalidad».
La manifestación de la Diada servirá para que la ANC mande nuevamente un mensaje a las fuerzas independentistas.
«Vamos a pedirle a los nuestros que cumplan con lo que se comprometieron, creemos que tienen una mayoría para hacerlo», explican fuentes del secretariado nacional de la entidad.
Antes de la manifestación de la ANC, a las 12.00 horas, la otra gran entidad soberanista, Òmnium Cultural, hará un acto político en el Arco del Triunfo de Barcelona con su presidente, Jordi Cuixart, y «personalidades internacionales».
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