Carmen Montón es Consellera de Sanitat Universal i Salut Pública en Valencia y Secretaria de Igualdad del PSOE. Nos citamos en el Ateneo de Madrid y nos sentamos en una de esas salas tan magnificas y con solera de la Docta Casa. Un espacio pensado para la conversación, sin duda.
Carmen es menuda, aparenta poquita cosa hasta que se pone a hablar. No alza la voz, se nota que ha reflexionado cada palabra que dice, es firme e irradia confianza. Es la fuerza y la ética de la convicción, lejos de la política espectáculo.
Es una mujer joven, médica de profesión y con años de experiencia en la vida política, siempre militante del PSOE y defensora de las políticas de izquierdas. La vocación política le viene de familia, su padre fue concejal en Burjassot y su madre activista feminista. Su hija es el futuro; su marido, el motor de su vida familiar.
Ser mujer le ha supuesto un hándicap, como a todas, en su trabajo y en otras esferas; dice que las mujeres siempre tenemos que demostrar más. Ha tenido las mismas dificultades que las demás pero reivindica que en el PSOE hace tiempo que se pusieron elementos correctores para lograr la visibilidad de las mujeres.
La primera vez que fue cargo público fue en su Burjassot natal, concejala de Cultura, y la primera vez que fue diputada en el Congreso fue en 2004, cuando los diputados y diputadas menores de 30 años eran unos 20, y la mitad eran mujeres porque ya ahí hubo listas cremallera en el PSOE.
Todo lo que es una recomendación se queda en papel mojado, piensa, pensamos, y la recomendación de que las mujeres estén en los espacios de decisión sigue siendo una tarea importante, se avanza poco a poco y hay que apostar por los compromisos reales, para que la paridad no quede diluida.
–¿Eres Consellera de Sanitat en una Comunidad donde se ha dilapidado el presupuesto público, cómo asumes ese reto?
Se asume con mucha responsabilidad; nuestro objetivo es devolver la dignidad a la sanidad valenciana. Los anteriores consejeros son todos hombres y seis han sido imputados, uno de ellos está en la cárcel, todos del PP. Así que no solo se suma mala gestión y el despilfarro, sino también saqueo. Corregir eso en el tiempo que hemos previsto es, ciertamente, complicado. Pero lo estamos haciendo con éxito. Hemos devuelto la universalidad a la sanidad, hemos dicho no a los copagos, hemos eliminado el veto a la reproducción asistida de las mujeres solas y de las lesbianas, hemos cambiado los parámetros por los cuales los médicos se tienen que regir y ahora ya se habla de ganancia en salud y no de recortes
–¿Cómo se gobierna en Valencia con Compromís?
Creemos que ahora es importante el mestizaje político. La ciudadanía nos ha dado un mandato que hay que asumir y respetar. Hay que estar a la altura de lo que dice la gente en las urnas. Creo que el ejemplo de gobierno en la Comunidad Valenciana con el presidente Ximo Puig es un ejemplo de éxito. Y todo esto lo estamos haciendo con Compromís en el Gobierno y apoyados por Podemos en las Cortes Valencianas.
–En estos días hemos escuchado que había desaparecido la violencia de género como prioridad en los acuerdos de gobierno de Pedro Sánchez ¿Es la Violencia de Género una cuestión de Estado?
Por supuesto, la idea del pacto institucional y político contra la violencia de género está vigente y tiene una trayectoria muy larga. El primer partido que habló de Pacto de Estado para la Violencia de Género fue el PSOE en el 2013. Mantenemos esa propuesta de pacto de Estado con diez puntos importantes, donde se trata la justicia, la prevención, de recursos económicos, donde se habla de la protección a la infancia y donde queremos adaptarnos al convenio de Estambul y a los acuerdos de la CEDAW (Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación de la mujer).
No somos unas recién llegadas a la lucha contra la violencia de género, llevamos desde siempre. Si Pedro Sánchez llega a la Moncloa, esta será una de sus primeras cinco medidas.
–¿Cuáles son los mensajes que hay que lanzar en la lucha por la igualdad de las mujeres?
Las mujeres luchamos todo el tiempo. Ahora bien, mientras se siga extendiendo la violencia de género esto no es democracia porque lo fundamental es que las mujeres puedan vivir seguras y libres de violencia. Desde la Conselleria de Sanitat de la Comunidad Valenciana hemos declarado todos los centros sanitarios lugar seguro y libre de violencia de género, hemos activado los protocolos para la detección precoz en la asistencia primaria y no solo en las urgencias. Se pueden hacer muchas cosas en todos los campos.
La violencia es muy importante, pero también hay que hablar de la representación, de la paridad, de la precariedad extrema que el mercado laboral destina a las mujeres, de que no nos corten las alas cuando vemos todos los días que las mujeres son las más preparadas, las que más van a la universidad, las que mejores notas tienen y, sobre todo, hemos de hablar de la corresponsabilidad de hombres y mujeres.
–¿Cuándo y cuánto te relajas?
Estoy muy contenta porque tengo una niña estupenda con la que intento estar el máximo de tiempo posible. No puedo quejarme cuando veo a mi madre levantarse a las 6 de la mañana para estar a las 7 en el trabajo, hacer una jornada larguísima y luego atender a su padre de 93 años. No quiero caer en el lamento, creo que esta vida se elige, es de combate, donde los agradecimientos son escasos. Pero hay un motor: quizá algo de lo que estoy haciendo va a servir para que mi hija tenga mejores condiciones de las que yo me he encontrado, de las que se encontró su abuela, o su bisabuela que fue analfabeta.
–¿De qué te ríes?
Soy bastante literal; los matices, relativizar o las equidistancias las llevo regular, pero me río de los ataques personales.
–¿Qué manía tienes?
-Uff, todas. Pero lo de las uñas sucias lo llevo fatal. Y la manía más confesable, es que rayo y subrayo todos los papeles.
–Si tuvieras que elegir un don mágico?
Poder tocar y solucionar el mal ajeno.
–Un nombre.
-Carmen, mi hija
–Una definición.
Presente y futuro de lo que es mi vida.
–Un deseo.
Que mi hija viva en un mundo mejor del que llegó cuando nació.