Primero sin Champions, luego sin Liga, y ahora sin Copa. El Atlético de Madrid, acostumbrado a pelear por cada título hasta el último suspiro en los últimos años, se ha despedido del único gran título que le quedaba por pelear esta temporada, al margen de una Europa League que no satisface a parte de los rojiblancos. El equipo de Simeone, que se dejó remontar en el Wanda Metropolitano, no ofreció la reacción necesaria en el Pizjuán y fue sometido por un renovado e ilusionado Sevilla, que parece haber dejado atrás el varapalo del derbi.
Escudero, a los veinticinco segundos del arranque del envite, anotó un tanto que trastocó los planes del Atlético. Esa muralla defensiva tan envidiada se mostró vulnerable en un inicio apático. La ausencia de Diego Costa por lesión y de Vitolo por decisión técnica propició que toda la responsabilidad cayera sobre Griezmann. El francés no estuvo muy participativo, pero logró igualar el envite con un disparo brutal desde fuera del área.
Casualidad o no, el Atlético empezó a sentirse cómodo a partir de ese momento. Sin embargo, en la segunda parte le esperaba un baño de realidad. Banega transformó una pena máxima e hizo más complicada la machada. Ésta pudo haberse producido, pero Correa no anduvo fino en el área rival y desaprovechó un mano a mano. El Sevilla, como alabó el propio 'Cholo', presumió de pegada con un tercer tanto, esta vez de Sarabia. Un global de 4-2 en la eliminatoria que refleja la situación de inestabilidad que vive el Atlético.
Uno de los grandes damnificados es Simeone, cada vez con menos argumentos. El técnico no anduvo acertado con el cambio de sistema en el ecuador de la segunda parte y frustrado, acabó expulsado. El argentino está condenado a reinventarse si quiere permanecer en un equipo que con la llegada de los nuevos nombres esperaba aumentar sus opciones de títulos.
Redacción