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Springsteen la "lía" en Bilbao

El concierto comenzó enérgico con canciones como "Hungry Heart", la coreada "Badlands" o uno de los pocos temas del disco "Working on a dream" que ha incluido en el repertorio, "Outlaw Pete". En un escenario parco, con dos pantallas gigantes en los laterales para que los más lejanos pudieran seguir el espectáculo y otra central en la que se proyectaron imágenes de desiertos, constelaciones y nubes, el "Boss" y su banda dieron paso a temas como "Working on the highway" y "Murder incorporated".

Desde los primeros compases, Springsteen no dejó de acercarse a las primeras filas para sentir de cerca a sus seguidores y, en uno de los momentos más aplaudidos de la noche, le prestó el micrófono a un niño que sin ninguna vergüenza cantó el estribillo de "Waiting on a sunny day" y después subió al escenario para saludar junto a su ídolo. El rockero de Nueva Yersey, que le pidió al público de Bilbao "liarla esta noche con música, espíritu y ruido", sabe cómo ganarse a la audiencia sin escatimar energía y con mucha simpatía.

Así, improvisó el repertorio al aceptar varias peticiones llegadas en carteles desde el público y, a gusto del respetable, interpretó "Santa Claus is coming to town" y la mítica "Thunder Road", esta última acompañado de su armónica. El resto de los integrantes de la banda también brillaron en la intensa noche de Bilbao, como Max Weinberg, en un segundo plano escénico, pero con su batería como exacta guía de la medida del tiempo.

Al igual que Clarence Clemous, alternando su saxofón con las percusiones o los coros, y los guitarristas Steve Van Zandt y Nils Lofgren, el primero compartiendo micrófono con el "Jefe" en varios estribillos, y el segundo concentrado en las melodías para arrancarle a su guitarra unos cuantos solos. Durante las tres horas pasadas de concierto, en las que Springsteen, con sus 59 años, no dejó de moverse, también hubo hueco para las geniales y celebradas "The river", "Promise land" y la eléctrica "Radio nowhere".

Cuando el reloj señaló medianoche, las luces se encendieron y los músicos se retiraron, pero sólo un par de minutos, para regresar al escenario con fuerza renovada y acometer la última parte de la actuación con una versión de "You never can tell", de Chuck Berry, y el tema "Dancing in the dark", en el que el rockero compartió pasos de baile con una incrédula seguidora.

Con una marchosa "Twist and shout" adaptada a "La bamba" finalizó una noche extraordinaria en la que 36.000 gargantas no dejaron de acompañar ni un instante a un siempre apasionado Springsteen, que se despedió de su público con un "¡Muchas gracias Bilbao, os queremos!".

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