Crisis y política fuerzan el aplazamiento del tramo luso del AVE Lisboa-Madrid
Los "escrúpulos democráticos" de Sócrates están relacionados con la lucha por el poder: tras cuatro años en el gobierno con mayoría absoluta, el Partido Socialista (PS) fue el gran perdedor de las elecciones para el Parlamento de Estrasburgo, y lo tendrá muy crudo para mantenerse en el poder tras las legislativas previstas para después del verano. Y sobre todo, el Partido Social Demócrata (PSD), que fue el vencedor de las elecciones europeas y que según los sondeos podría ganar también las elecciones generales, avisa de que en este caso lo primero que haría seria "repensar" todo el proyecto nacional del AVE.
Además de la línea Madrid-Lisboa, que según lo acordado entre los dos países tendría que estar operativa en 2013 (la fecha prevista para la culminación de la obra en la parte del territorio portugués y que lleva ya tres años de retraso en relación al tramo Madrid-Badajoz, cuya puesta en servicio esta anunciada para 2010/2011), es todo el ambicioso plan de infraestructuras de Sócrates que la líder del PSD Manuela Ferreira Leite se propone "repensar": la construcción del nuevo aeropuerto internacional de Lisboa previsto para 2017 en Alcochete; 1.500 kilómetros de autopistas; plataformas logísticas; etc, que representarían mas de 45.000 millones de euros de inversión entre 2010 y 2017.
Tanto es así, que nadie sabe a ciencia cierta hasta dónde podría llegar el PSD, en el caso de que vuelva al poder. Muchas infraestructuras fueran ya adjudicadas o tienen los concursos abiertos, con lo cual su anulación o aplazamiento haría mucho daño a las constructoras y concesionarias afectadas (la mayoría son lusas, pero están también las españolas). Así, el PSD avisa de que pedirá cuentas a Sócrates por las indemnizaciones eventuales. Además de las líneas del AVE Lisboa-Madrid, Lisboa-Oporto, Oporto-Vigo y Aveiro-Salamanca (unos 8.000 millones de euros de inversión total), el PSD cuestiona sobre todo las nuevas autopistas, el nuevo aeropuerto y el tercer puente sobre el Tajo.
Las mayores críticas están dirigidas contra la construcción de una decena de nuevas autopistas, de las cuales siete fueran ya adjudicadas: los expertos denuncian que Portugal ostenta uno de los ratios mas elevados de Europa de kilometros de autopistas/población y, sobre todo, que de las nuevas previstas solo una tendrá una densidad de tráfico suficiente para garantizar su rentabilidad (10.000/12.000 vehículos diarios). Ocurre igualmente que pese a ser todavía un país relativamente pobre (la tasa de convergencia de la renta media lusa con la de la UE27 solo alcanza el 72,7%, seis puntos menos que al final de la década de 1990), el país vecino solo construye prácticamente autopistas 5 estrellas, que son un 60% más caras que las "autovías" españolas.
Los "escrúpulos democráticos" que llevaron a Sócrates a aplazar la adjudicación de nuevas infraestructuras hasta la próxima legislatura tienen también mucho que ver con la actitud del Presidente de la República Anibal Cavaco Silva (PSD), que había dejado entender que en caso de que fuera necesario podría utilizar su "derecho de veto" contra el proyecto del AVE. Ex-líder del PSD y ex-primer ministro, Cavaco Silva no se lleva bien con el gobierno socialista, pero en esta ocasión ha felicitado a Sócrates por su "buen sentido común". "En las actuales circunstancias económicas, financieras y políticas, hay que ponderar mucho todo lo relacionado con el futuro del país", advirtió el Jefe del Estado.
Y el último fin de semana prácticamente toda la prensa lusa puso sus paginas a disposición de un grupo de 28 economistas de todos los colores políticos, que firmaron un documento contra el plan de infraestructuras del régimen socialista. Entre los firmantes figuran antiguos ministros de las Finanzas, independientes, social-demócratas y socialistas, como Eduardo Catroga, Medina Carreira, Silva Lopes, Campos e Cunha, Miguel Beleza, Jacinto Nunes, Miguel Cadilhe y João Salgueiro. La tesis que defienden en el manifiesto publicado está muy en sintonía con las de Cavaco Silva y Manuela Ferreira Leite: habría que "reestudiar" el AVE y todas las grandes obras aprobadas los últimos años...
Recuerdan a propósito que en la última década, desde 1999, Portugal pasó de tener un ritmo medio de crecimiento del PIB superior al 3% a una tasa potencial de solo el 1% (antes de la crisis), con lo cual la economía lusa ya no tendría los medios suficientes para los "lujos" anunciados por Sócrates. Y avisan, además, que lo peor esta todavía por venir: con la crisis económica y financiera mundial, Portugal esta padeciendo su tercera recesión en menos de una década y que según los firmantes del documento "será la más grave de los últimos 80 años".
Las finanzas públicas tampoco están para muchas alegrías. Sólo la deuda exterior representa ya el 100% del PIB, frente a 14% diez años atrás.
Lo cierto es que Portugal lleva tiempo viviendo – e invirtiendo – muy por encima de sus posibilidades. Y la culpa no la tiene sólo José Sócrates. El ejemplo del AVE es buena prueba de ello: las cuatro líneas programadas y el calendario de ejecución fueron aprobadas en las cumbres luso-ibéricas de 2003 y 2004, cuando el PSD ocupaba el poder (gobiernos de Durão Barroso y Santana Lopes), y mantenidas después por la nueva mayoría socialista. Y no hay que olvidar que el AVE luso tendrá un 19% de financiación europea (1.300 millones de euros), mientras que el Estado y los ingresos de explotación durante 30 años cubrirán respectivamente el 30% y el 46% de la inversión.
Lo mas probable, pues, es que el aplazamiento del proyecto, que según el ministro de Obras Publicas Mario Lino fue dictado "por razones políticas", podría ser algo muy parecido a una tormenta en un vaso de agua. Así, no será por mantener la adjudicación de los tramos Poceirão-Caia y Lisboa-Poceirão congelada durante unos pocos meses, que todo el proyecto se vendrá abajo... Lo más probable, avanzan los expertos, es que todo vuelva rápidamente a la normalidad: tras las próximas elecciones, el nuevo gobierno, del PS o del PSD, pedirá nuevos informes y dejará pasar el tiempo mínimo necesario para avanzar con el proyecto, conforme a todo lo pactado al respecto con Madrid.
Pese a la gravedad de la crisis, y al margen del coste del proyecto, la idea general es que Portugal no puede quedar descolgada de la red europea de la alta velocidad, porque sería lo mismo que aislarse de Europa y reforzar más su situación geográfica de país ultraperiférico. Y nadie contempla seriamente que Portugal tenga que devolver a Bruselas los 1.300 millones de euros de fondos comunitarios destinados al AVE. Y tampoco que se ponga en cuestión los acuerdos firmados con España. Lo que sí será cuestionado es el plazo de ejecución: antes del aplazamiento de las primeras adjudicaciones, ya se comentaba que el AVE solo llegará a la frontera española en 2014/2015...