Golpe al tráfico ilegal de residuos plásticos: la Guardia Civil desarticula una red que exportaba toneladas de basura contaminante
Los residuos eran transportados aprovechando viajes entre Francia y Portugal y eran almacenados en vertederos del Bierzo y La Bañeza, en León, y Alberic, en Valencia

Una organización criminal que movía ilegalmente más de 41.000 toneladas de residuos plásticos ha sido desmantelada por la Guardia Civil en el marco de la operación Finoplast. El epicentro de la trama se encontraba entre León, Valencia y Almería, aunque sus tentáculos llegaban a países de tres continentes.
Cinco personas han sido detenidas y otras quince están siendo investigadas por delitos contra el medio ambiente, falsedad documental y pertenencia a organización criminal.
Un vertedero en el Bierzo lo destapó todo
Todo comenzó con un hallazgo casual en 2022. En una antigua ladrillera abandonada en la comarca del Bierzo, León, los agentes del SEPRONA descubrieron varios miles de toneladas de residuos plásticos acumulados sin control. Las instalaciones no contaban con ningún tipo de autorización ambiental. Era el inicio de algo mucho más grande.
La Guardia Civil empezó a tirar del hilo. Pronto descubrieron que gran parte de aquellos plásticos procedían del sector agrícola… y de fuera de España. Camiones portugueses de gran tonelaje aprovechaban viajes de retorno desde Francia y Portugal para introducir en territorio español material contaminante sin declarar, que acababa almacenado en naves clandestinas no solo en el Bierzo, sino también en La Bañeza (León) y Alberic (Valencia).
Más de 18.800 toneladas de residuos cruzaron la frontera sin ningún tipo de control.
#OperacionesGC | Detenida una organización criminal dedicada al tráfico ilegal internacional de residuos plásticos.
— Guardia Civil (@guardiacivil) May 20, 2025
➡️Han sido detenidas cinco personas y otras 15 están siendo investigadas por el tráfico ilegal de más de 41.000 toneladas de basura
➡️Se han practicado seis… pic.twitter.com/TO9dgMG8tp
Basura camuflada y destinos lejanos
Pero ahí no acababa todo. Una parte de los residuos quedaba abandonada en almacenes ilegales. El resto, se “reciclaba” hacia terceros países… de forma también irregular. ¿Cómo lo hacían? Falsificaban documentación, ocultaban residuos contaminantes detrás de plásticos aparentemente reciclables —las llamadas “tapaderas”— y enviaban contenedores a India, Turquía, Vietnam, Malasia, Tailandia, Pakistán, Brasil, Marruecos o los Emiratos Árabes. En total, más de 22.700 toneladas exportadas de forma fraudulenta.
Este método permitía que los residuos viajasen sin levantar sospechas. Salvo inspección a fondo —con maquinaria pesada—, el contenido real era prácticamente indetectable.
Contaminación confirmada: residuos tóxicos
En colaboración con el Instituto Nacional de Toxicología, se analizaron 16 muestras de residuos localizados en la Comunidad Valenciana. El resultado fue alarmante: 15 de ellas contenían compuestos tóxicos.
Se trataba de materiales peligrosos que nunca debieron circular sin control y que, de no haberse interceptado, podrían haber acabado en países con legislación ambiental laxa o, peor aún, abandonados en entornos naturales.
Una trama perfectamente estructurada
La investigación, liderada por el SEPRONA de León y coordinada por el Juzgado de Instrucción nº1 de Ponferrada y la Fiscalía de Medio Ambiente, ha sido de enorme complejidad. Ha implicado registros en empresas y viviendas, intervención de miles de toneladas de residuos, y el uso de herramientas de última generación como el programa Copernicus de la Unión Europea, que ha permitido mapear y calcular con precisión el volumen de residuos ilegales.
Además, se han emitido 21 órdenes europeas de investigación y se ha contado con la colaboración directa de Eurojust, Europol, la policía portuguesa y la Gendarmería francesa, trabajando de forma coordinada en varios países a la vez.
Un impacto ambiental y económico incalculable
Lo que parecía una operación puntual ha revelado una red con capacidad operativa internacional y una sofisticación notable. Empresas implicadas en la gestión fraudulenta de residuos, transporte camuflado, falsificación de documentación ambiental… Y todo ello con un altísimo coste para el medio ambiente.
Por si fuera poco, la autoridad judicial ha ordenado prisión provisional para el cabecilla de la trama, mientras continúa el proceso para depurar responsabilidades. Las pesquisas también han llegado a Alemania, Suiza e Inglaterra, donde se investiga el posible rastro económico de los beneficios obtenidos por esta actividad ilícita.
Cooperación internacional, clave contra los delitos medioambientales
Este caso demuestra que el tráfico ilegal de residuos es una realidad creciente en Europa. Los márgenes de beneficio son altos, el riesgo percibido es bajo, y las mafias han encontrado un filón en la debilidad de los controles ambientales internacionales.
Gracias a la colaboración entre cuerpos policiales, jueces y organismos técnicos, se ha podido frenar esta red. Pero el problema sigue latente.
La basura que no queremos aquí... no debería acabar en otro país.