Desarticulada una red que desviaba armas al narcotráfico mediante falsas denuncias de robo
La Guardia Civil detiene a 18 personas en una operación contra el tráfico de armas que protegía plantaciones de marihuana y extorsionaba con préstamos usureros

A veces, las armas no se venden en callejones oscuros ni se trafican por Internet profundo. A veces, entran por la puerta grande, compradas legalmente por testaferros con licencia, para acabar en manos de narcotraficantes armados hasta los dientes. Eso es precisamente lo que ha destapado la Guardia Civil tras una operación en Murcia, Alicante y Cádiz que ha culminado con 18 detenidos, seis imputados y 16 registros simultáneos.
Una trama con apariencia legal
El mecanismo era tan perverso como sencillo: individuos con permisos de armas compraban rifles, escopetas tácticas y versiones civiles de fusiles de asalto, y luego los cedían a la organización criminal. Posteriormente, presentaban denuncias falsas por robo o pérdida, con lo que el arma desaparecía del radar legal... y reaparecía en el mercado negro.
Los agentes comenzaron a tirar del hilo tras detener a uno de estos compradores, lo que les condujo a una estructura mucho más amplia y peligrosa, con base en la localidad murciana de Alguazas. Una organización con conexiones fuera de la región y con antecedentes de todo tipo: desde narcotráfico y tenencia ilícita de armas hasta intentos de homicidio.
#OperacionesGC | Desmantelada una organización criminal que suministraba armas de fuego a narcotraficantes.
— Guardia Civil (@guardiacivil) June 12, 2025
▶️Desviaban armas del mercado legal al ilegal a través de testaferros que denunciaban falsamente su robo o su pérdida
▶️Hay 18 personas detenidas y 6 imputadas en 16… pic.twitter.com/9zl8q6cphd
Armas enterradas y campos de tiro clandestinos
La investigación no se quedó en Murcia. Les llevó también hasta Granada, donde hallaron a otra organización con la que mantenían vínculos de colaboración. Allí, las armas no se guardaban en casas ni en almacenes: estaban enterradas en descampados, algunas incluso junto a una galería subterránea para probarlas sin ser detectados. Entre los arsenales localizados, figuraban AK47, escopetas de calibre policial y pistolas automáticas de última generación.
Ambas redes colaboraban entre sí, compartiendo arsenal y abasteciendo a clientes comunes: organizaciones dedicadas al narcotráfico que necesitaban defensa armada para sus negocios ilegales.
Marihuana vigilada con cámaras y fusiles
No solo vendían armas. También cultivaban y distribuían marihuana a gran escala, con un control casi militar. La Guardia Civil ha localizado cinco plantaciones indoor, equipadas con videovigilancia remota para detectar tanto a policías como a ladrones de otras bandas. Las armas incautadas no eran decoración: servían para proteger las cosechas ante posibles “vuelcos” (robos entre grupos rivales), un fenómeno cada vez más habitual en el narcotráfico nacional.
En estas plantaciones, los líderes del grupo controlaban todo a distancia, monitorizando a su propio personal —capataces, jornaleros, electricistas— y preparados para defender su inversión con fuego real si hacía falta.
Extorsión, lujo y blanqueo
Como si todo esto no fuera suficiente, el grupo también se dedicaba a la extorsión financiera. Ofrecían préstamos con intereses abusivos, y cuando los deudores no podían pagar, les presionaban hasta que cedían propiedades, bienes o vehículos. A veces ni eso bastaba: exigían que las víctimas pusieran a nombre de terceros los bienes embargables, en un intento de camuflar el origen del dinero.
Durante los registros se han intervenido 173.500 euros en efectivo, cinco coches de alta gama, y un vehículo robado. También se han incautado 11 armas de fuego, un silenciador, 897 cartuchos —casi 250 de ellos de guerra—, 1.733 plantas de marihuana, 4,1 kilos de cogollos secos listos para la venta y 400 gramos de cocaína.
Tecnología punta al servicio del delito
Las instalaciones de cultivo contaban con 168 lámparas LED, 25 equipos de climatización, 46 ventiladores y 11 extractores industriales, todo diseñado para maximizar la producción. Un negocio lucrativo, gestionado como una empresa... pero con violencia, armas y amenazas como herramientas principales.
Una operación que desactiva una red peligrosa
La investigación ha sido dirigida por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 3 de Molina de Segura, y ha permitido desmantelar una estructura criminal con un alcance que va mucho más allá de Murcia. Porque no hablamos solo de armas ni de droga. Hablamos de un modelo de negocio criminal sofisticado, con ramificaciones en varias provincias y una capacidad de infiltración alarmante en el mercado legal.
Y es que, como reconocen fuentes de la investigación, “no se trata solo de marihuana o pistolas. Es una amenaza directa al Estado de Derecho”.