Javier Pastor atiza contra el ego de los escritores en 'Mate jaque'
Javier Pastor (Madrid, 1962) publicó Fragmenta en 1999 y Esa Ciudad en 2006, y ambas obras tuvieron una amplia y buena acogida por los críticos, quienes le señalaron como una de las voces más destacadas de la narrativa en castellano, y una de las más singulares por su lenguaje y la estética de su prosa. Juan Goytisolo fue uno de sus primeros valedores.
Ahora, Mate jaque, su última obra, Pastor, en menos de cien páginas, ha creado una novela "en falso palíndromo, de novela doblada sobre sí misma", y en ella da voz a un hombre en la primera parte y a un mujer, en la segunda, para apuntar y dar un hachazo al ego de los creadores, su narcisismo y a esa idea, "heredada del romanticismo, con eso del genio, y figuras como Goethe", dice el escritor. "Una idea, según la cual, un tipo puede ser un mal bicho, pero si es un genio no importa nada", añade.
"Soy partidario de mantener una distancia entre lo que es el autor y su vida, sus manías y lo que escribe, porque en ese sentido, si uno es un puritano en esta vida se pierde a cantidad de tipos, como a Céline, que fue filonazi y antisemita pero con una obra maravillosa, explica Pastor.
"Pero, a partir de la teoría del genio -continúa- a todo el mundo se le llena la boca diciendo que fulano es un genio, y que ha hecho una obra maestra, y de eso reniego porque se cometen todas las barbaridades. Un tipo puede ser un malnacido pero como tiene reconocimiento, pues todo vale; sin embargo, si fuera un guardia civil o un oficinista sería condenable, pero el mundo de los artista esta plagado de vanidades caninas", matiza.
Mezcla de lenguajes
Con la mezcla de un lenguaje altamente lírico con el más barriobajero, que recuerda en cierta manera a Céline, aunque reconoce que no es uno de sus referentes, Pastor cambia de tiempos y alterna las voces para plasmar también la dificultad de la relación en pareja, la fidelidad y la paternidad.
Admirador del colombiano Fernando Vallejo y de José María Pérez Álvarez, Pastor no frecuenta cenáculos literarios ni es amigo de grupos o capillas. "No tengo presente a ningún autor de la manera que Benet tenía a Faulkner. Fui borgiano a los 17 años, pero a los 20, quemé todo lo que escribí bajo esta influencia".
Tras Mate jaque, Pastor ya está trabajando en otra novela, en otro proyecto que lleve también esa carga de experimentación, porque, según él mismo aclara, no todo va a ser "prosa facilita y batallas de soldados", concluye.