España liderará el crecimiento económico de la UE en 2025 pese a la incertidumbre global
La Comisión Europea mejora las previsiones de crecimiento para España en 2025, mientras la mayoría de las economías europeas sufren recortes por los nuevos aranceles y tensiones internacionales

En medio de un clima global marcado por tensiones comerciales y políticas, España se consolida como la gran economía europea con mejores perspectivas de crecimiento para 2025. Así lo refleja el último informe de previsiones económicas de la Comisión Europea, que estima un aumento del 2,6% del PIB español este año, superando en tres décimas su anterior previsión.
Este avance sitúa a España como la nación con mayor crecimiento entre las grandes economías de la Unión Europea, desmarcándose de la tónica general de revisiones a la baja provocadas, en gran parte, por la política de aranceles impulsada por Estados Unidos. En contraste, países como Alemania o Austria presentan estancamiento o incluso contracción, mientras que Francia e Italia quedan por debajo de la media comunitaria.
Bruselas, que ha reducido sus expectativas de crecimiento para la eurozona al 0,9% y para el conjunto de la UE al 1,1%, mantiene sin cambios sus previsiones solo para tres países: España, Dinamarca y Chipre.
La demanda interna y el empleo sostienen el impulso español
El informe comunitario atribuye el dinamismo de la economía española principalmente al buen comportamiento del mercado laboral, que sostiene la demanda interna y, con ella, el consumo privado. A esto se suma un refuerzo previsto de la inversión gracias a la aplicación del plan de recuperación y resiliencia, que continúa canalizando fondos europeos hacia sectores clave.
"España seguirá siendo liderando el crecimiento entre las principales economías europeas, con un aumento del PIB casi tres veces superior al de la zona euro", ha destacado el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa tras conocerse las proyecciones.
Previsiones más conservadoras sin dejar de crecer
Para 2026, la Comisión Europea prevé una leve desaceleración en la economía española, con un crecimiento del 2%, una décima menos de lo anticipado en otoño. Sin embargo, esta cifra continúa siendo sólida en comparación con otros países del entorno.

Mientras Polonia y Malta encabezan las expectativas con incrementos del 3% y 4% respectivamente, grandes economías como Alemania y Francia seguirán creciendo por debajo del promedio. Bélgica e Italia, por su parte, registrarían las tasas más débiles, en torno al 0,9%.
Estas previsiones están alineadas con las del Gobierno español y de organismos como la OCDE. No obstante, contrastan con la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que recientemente redujo su estimación de crecimiento para España al 2,3% este año y al 1,7% en 2026.
España se mantiene dentro de los márgenes de control fiscal
En cuanto a la inflación, Bruselas estima que la tasa en España fue del 2,3% en 2024 y prevé que baje al 2% en 2025. La tendencia se mantendría estable hasta situarse por debajo del 2% en 2026, tanto en España como en el resto de la UE.
En el ámbito fiscal, las proyecciones indican una mejora progresiva: el déficit público en España se reducirá al 2,8% del PIB en 2025 y al 2,5% en 2026. Esta evolución responde a la eliminación gradual de las ayudas energéticas y de las medidas extraordinarias aplicadas tras las inundaciones en Valencia. Asimismo, la deuda pública bajará al 100,9% del PIB en 2025 y se mantendrá estable al año siguiente.
Por el contrario, la UE experimentará un repunte del déficit, alcanzando el 3,3% en 2025 y el 3,4% en 2026, con un aumento paralelo de la deuda hasta el 84,5%. En la eurozona, el ratio de deuda escalará del 89,9% al 91%.
Las relaciones comerciales y el contexto climático, factores de alerta
Aunque España no se ve directamente afectada por los nuevos aranceles de Estados Unidos, su crecimiento podría verse moderadamente condicionado por la ralentización de economías europeas muy expuestas al mercado estadounidense.
Bruselas advierte que una desaceleración más profunda de lo previsto en los principales socios comerciales de España podría limitar las exportaciones y frenar la inversión empresarial.
"Esto podría generar efectos colaterales negativos sobre la actividad en España, al dificultar aún más el acceso a los mercados de exportación, incitar a un comportamiento precautorio prolongado por parte del sector privado, retrasar la inversión empresarial y mantener la tasa de ahorro de los hogares por encima de su media histórica a largo plazo", ha señalado la Comisión.
Además, el Ejecutivo europeo subraya otros riesgos estructurales como la creciente fragmentación del comercio internacional o el aumento de fenómenos climáticos extremos, que siguen siendo amenazas latentes para el crecimiento a medio plazo.