'I due Figaro': Éxito rotundo

En el Teatro Real se ha estrenado con gran éxito la ópera I due Figaro, composición de Saverio Mercadante, nacido en pleno tránsito entre los siglos XVIII y XIX.
Mercadante tuvo gran éxito en su tiempo, tanto que pudo fichar por el Teatro Príncipe de Madrid donde figuraba como Director Artístico y Compositor. No se extrañen: en aquel momento, reinado de Fernando VII, España vivía una burbuja operística y un contrato en Madrid significaba bastante.
Su música bebía de Mozart, se incluye en todo el período llamado “Bel Canto” por lo que recuerda a Rossini, Bellini e incluso a Donizetti y desemboca en Verdi. También es muy sensible a la música de su entorno por lo que no debe extrañar la influencia española en I due Figaro, ya que la compuso en Madrid. El libreto que descansaba perdido en el cuartel madrileño del Conde Duque, después de ciertas y recientes peripecias llegó a las manos de Riccardo Mutti. Ya saben: uno de los grandes.
No es el primer caso que un Director de Orquesta que realiza su impecable trabajo con las mejores orquestas mundiales, permite mostrar gran parte de su alma a través de orquestas jóvenes moldeadas a su gusto con las que practica en una especie de taller: es el caso de la Orchestra Giovanile Luigi Cherubini que actúa en estas representaciones. El resultado es sublime.
Para poner en marcha escénicamente este proyecto se eligió a Emilio Sagi y acertaron plenamente. Emilio es un querido amigo en un momento artístico impresionante. Planteó una escenografía deslumbrante que recordaba lógicamente a su anteriores Barbieri y a Le Nozze di Figaro, con especial dedicación a la construcción de los personajes principales, labor difícil y tan necesaria cuando se habla de cantantes. En el escenario, todos y cada uno sabían con detalle que representaban. Magnífico trabajo.
Esta labor fue secundada por un joven elenco de cantantes que actuó en su totalidad con gran calidad. Cantantes con estupendo presente y también futuro, si ellos y los recortes en cultura lo permiten.
Éxito grande, rotundo, como pocas veces se ha visto en el estreno de estas funciones que únicamente tienen el defecto de su brevedad: solo cinco funciones.
Por ello aquí estoy yo intentando no ponerles los dientes largos y cumplir con mi obligación de hacerles partícipes de mi entusiasmo. Me encantaría que programasen otra vez esta obra en el Real o en diversos teatros para que quienes no han tenido oportunidad de contemplarlo lo puedan hacer.
Ojalá.