Cómo una TV cerrada puede ser líder de audiencia

Casi sin quererlo, han logrado todo un milagro televisivo. Los 2.600 trabajadores despedidos de la TV pública han pasado a la historia al lograr que una TV que ha sido cerrada pueda convertirse en la más vista del país. El sueño, por ejemplo, de Ignacio González con su Telemadrid "querida" o de cualquier otro gestor autonómico para sus canales locales (e incluso para Rajoy y "su" TVE). Que tengan audiencia sin tener que soltar un duro por su plantilla, principalmente porque ésta no existe.
En esta ocasión, el socio "capitalista" de los griegos no ha sido otro que internet. Con él, han hecho de la antigua ERT la mayor emisora pirata del mundo. Eso sí, culpable también de este éxito ha sido la mismísima Unión Europea de Radiodifusión (UER), la que sablea cada año a RTVE con Eurovisión, que no sólo les ha permitido transmitir a través de la red sino también a través de algunas frecuencias analógicas. Gracias a ello, un 10% de la población helena, la que vive en un territorio donde todavía no ha llegado la TDT ni incluso las cadenas privadas, la tiene como TV de referencia, ya que es la única que ve. El resultado de esta alianza no ha podido ser más satisfactorio: 5 millones de usuarios únicos durante la primera semana.
No es de extrañar que esta rebelión de todo ese personal despedido, que ha tomado el edificio principal de la ERT en Atenas, y en el que ahora no faltan ni las banderas al viento ni las pancartas cubriendo su fachada, cual universidad española en armas, ya haya tenido la réplica gubernamental, que acaba de restablecer la señal de la EPT, suprimida desde el pasado 11 de junio, aunque lo haya tenido que hacer desde el estudio de una televisión privada, debidamente acordonada por policías antidisturbios. Incluso la ha cambiado el nombre por el de NERIT, no se sabe si por un vano intento de disimulo o por simple vergüenza torera.