La joven guardia
Lo que se pretendía con esta antología -que requería de los autores sólo dos condiciones: haber nacido después de 1970 y tener al menos una obra publicada o en proceso de publicación- era otorgarle a esos nombres visibilidad y circulación, tratar de acercarlos a los lectores, en un momento en el que, tras la crisis del 2001, en Argentina se vivía un "vacío literario" que afectó a la industria editorial.
De hecho, se han cumplido las espectativas, porque Maximiliano declara que su intención "a la hora de compilar el libro era ofrecer una muestra generacional" y por ello "estaba casi obligado a hacer lo más abierto posible a las corrientes estéticas del momento".
Por ello, La joven guardia no tiene un hilo conductor común, y los relatos desprenden estilos literarios muy diferentes.
A juicio de Samanta Schweblin, autora de El cavador, uno de los 23 relatos que reúnen el libro, la antología es una especie de "abanico", que resume el estilo narrativo actual del país.
Poco tienen que ver el cómico relato Argentinidad, de Grillo Trubba, con el irónico Diario de un joven escritor argentino, de Terranova o con el desolador relato Dos huérfanos de Patricio Pron. Y es precisamente ahí donde reside la riqueza de esta obra.
La "crisis de la crítica" argentina
También se puso sobre la mesa el tema de la "crisis de la crítica" en el país latinoamericano. Constantio Bertoló preguntó a los autores si no consideraban que el hecho de que haya tantas antologías en Argentina no podría significar que la crítica no funciona y que son los propios antólogos los que jerarquizan y seleccionan.
"¡Qué buena pregunta!" afirmó inmediatamente Maximiliano, quien reconoció que ya había recapacitado sobre la ausencia de críticos y formados dominados por los medios, "seducidos, abandondonados y traicionados por el mercado". A esta situación, además, hay que añadirle "la ausencia de espacio para ejercer".
Por su parte, Diego Grillo Turba respondió contundente que "el crítico no debería decidir qué se publica y qué no. Esto debería ser trabajo del editor". "La tarea de antólogo, y especialmente la tarea de antólogo de autores nuevos, cubre el vacío de ciertos editores que no trabajan con los autores noveles" añadió.
La política como temá tabú
El editor Bertoló dijo que "si algo uniformiza a la nueva narrativa argentina quizá sea que huyen de la política como gato escaldado", que parece ser un antiguo territorio tabú.
Patricio Pron, pide rápidamente la palabra para discrepar: "No, yo creo que, al menos en mi experiencia, la política es una cosa central por mi formación y por pasado familiar. Sí hay una impronta de lo político en la narrativa, quizá de una forma sutil, desde luego".
Los autores reconocieron tener ideas ideológicas muy diferentes, pero hay un intento de expresar una opinión política o al menos una alternativa ética en cada uno de los relatos.
Se trata de una nueva forma de referirse a la política de una manera no partidaria y no doctrinal, una literatura muy ética que roza la política con mucha sutileza.
Recuperación del relato
Además, esta obra ha recuperado el relato, el cuento, en una época en la que en Argentina abundaba las novelas y la poesía.
es una antología de mañana porque retrata lo que está viniendo, lo que está por venir. Por ello, brinda la oportunidad de conocer a quienes se convertirán en los escritores del mañana.