viernes, mayo 3, 2024
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Teresa Bueyes asegura que vio «el garbancito» de José María Ruiz Mateos

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Hora Punta, el programa que presenta en La 1 Javier Cárdenas, pareció este martes por unos minutos el Sálvame de Telecinco. Teresa Bueyes, la abogada Adela Montes de Oca, la hija número 14 del empresario, accedió a compartir con él no sólo los asuntos profesionales que la ligaron con José María Ruiz Mateos sino también detalles más 'íntimos'.

La letrada, que venía del juicio de filiación de Adela, con un test de ADN que demuestra que es hija de Ruiz Mateos y que está dispuesta ahora a reclamar los apellidos y la herencia que le corresponde, desveló anécdotas de la época en la que ella trabajó para Rumasa: «Estuve cinco años con Ruiz Mateos. Me ofreció un puesto y un cheque en blanco, lo que yo no sabía es que es que me estaba metiendo en la película de El Padrino, con sus hijos, la familia y todo. Si José María estuviera vivo, yo mañana amanecía con una cabeza de caballo cortada y metida en la cama por contar todo esto».

Según ella, José María Ruiz Mateos era «un hombre con mucha seguridad y todo el mundo le idolatraba y le tenía mucho miedo, todos los que trabajábamos para él en esa época teníamos miedo porque era todo a base de castigos y premios», que incluso le pidió «robar la constitución del Senado, el artículo que defiende el derecho a la propiedad porque quería hacerse una fotografía con él. Rumasa no era una empresa normal, él no era un hombre normal».

Teresa Bueyes confesó que hasta se le insinuó en uno de sus viajes de trabajo: «Le acompañamos todo su séquito en un viaje de trabajo y estando en el hotel me llamó por teléfono a la hora de la cena. Él siempre cenaba fruta y me dice que no le han dejado fruta en la habitación y que si le bajaba unas peritas. Yo tenía 23 años, era muy inocente, bajé con las peras y cuando voy a llamar a su habitación veo que la puerta está entornada. Lo llamo, me invita a pasar, y en penumbra aparece una figura humana moviendo las cadenas con un albornoz blanco abierto, sin nada debajo, sólo con calcetines blancos. Yo no sabía dónde meterme y de terror me dio un ataque de risa súbito y le dije: ¿Dónde vas con ese garbancito? Tápate por favor». Para ella, era un hombre muy presumido y narcisista: «Estaba celoso de su hijo Alfonso porque todas decíamos que era muy guapo».

M. A.

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